Cientos de chicas del Carmen de Bolívar, Colombia, han tenido que acudir a los hospitales desde la administración de la segunda dosis de Gardasil, la vacuna del papiloma humano. Hemos seguido el asunto en el blog y llama la atención que hace tiempo que no se trata el tema en los medios de comunicación. ¿Tuvo que ver con ello una entrevista a una candidata al Premio Nobel de Medicina?
Tras la “explosión” del caso en la prensa colombiana, el ministro de Salud del país andino, Alejandro Gaviria, acusó a representantes de los medios de comunicación de contribuir a la creación de una epidemia de “histeria colectiva” y pidió públicamente a los periodistas y personal de los medios de ejercer “periodismo más responsable”. En octubre de 2014, Alda Mera, reportera de El País, publicó una entrevista titulada, “La vacuna contra el VPH salva muchas vida”: Nubia Muñoz Calero.
Foto: Cienciagora.
La reportera aparentemente pensaba que no había nadie mejor para disipar los temores de padres colombianos que una epidemióloga que había nacido, se había criado y educado en Colombia, que había participado en la investigación del cáncer durante más de 30 años y ha sido nominada para recibir el Premio Nobel por su trabajo.
Esta científica era la doctora Nubia Muñoz Calero. Desafortunadamente, tras la entrevista de la reportera Mera con Calero continúan comercializándose vacunas contra el VPH a través del miedo, no de los hechos.
Cuando se le preguntó si Colombia entiende la importancia del descubrimiento de que el VPH causa el cáncer cervical, la doctora declaró:
“Yo no soy la inventora de las vacunas (VPH), las compañías farmacéuticas las desarrollaron. No tengo ningún interés comercial en ellas”.
Pero según SaneVax, una asociación que trabaja para que las vacunas sean necesarias, eficaces y seguras, lo que Muñoz Calero no mencionó es que ella es miembro del Consejo Asesor Global Merck VPH. Esto puede que no sea lo que técnicamente se llama interés comercial. Sin embargo, constituye un conflicto de intereses importante cuando uno está siendo considerado como un experto científico independiente. ¿Por qué la reportera Alda Mera no reveló esta información?
Según la Dra. Muñoz Calero, su contribución fue demostrar con estudios epidemiológicos bien planificados que el virus del papiloma humano es la causa principal y necesaria del cáncer cervical. Pero la realidad es que los estudios epidemiológicos nunca prueban la causalidad. No pueden probar que un factor de riesgo específico realmente cause la enfermedad en estudio.
La evidencia epidemiológica sólo puede demostrar que este factor de riesgo se asocia (correlaciona) con una mayor incidencia de la enfermedad en la población expuesta a ese factor de riesgo. Cuanto mayor sea la correlación más segura es la asociación pero un estudio epidemiológico no puede probar la relación de causalidad.
También es importante señalar que los artículos publicados antes de la aprobación de Gardasil, se refieren al VPH como “asociado con” el desarrollo de cáncer de cuello uterino. Fue después, cuando comienza a venderse la vacuna, cuando se expande el concepto de que portar el VPH es ”la causa principal y necesaria” del cáncer de cuello uterino.
Según la Dra. Muñoz Calero, cuando se le preguntó acerca de la seguridad demostrada durante los ensayos clínicos de Gardasil, declaró:
Como cualquier inyección intramuscular (Gardasil) produce un poco de dolor en el 80% de las niñas, calor y enrojecimiento en el brazo. Un pequeño porcentaje tiene dolores de cabeza y fiebre, 10% de los cuales duran uno o dos días. Pero estas 40.000 mujeres (que participaron en los ensayos clínicos) no sufrieron síncope, desmayo, o enfermedades que ahora se atribuyen a la vacuna“.
¿Cual es la realidad? De acuerdo con la documentación presentada a la agencia estadounidense de medicamentos, la FDA, antes de la aprobación de Gardasil en los Estados Unidos, el 73,3% de los participantes en los ensayos clínicos que recibieron Gardasil notificaron nuevas condiciones médicas después de la administración de la vacuna. Es interesante observar que el 76,3% de los que recibieron el llamado “placebo” también notificaron nuevas condiciones médicas después de la inyección.
El problema reside en que el “placebo” utilizado no era una sustancia inerte, como suele ocurrir en las pruebas de medicamentos, sino que consistía en un nuevo adyuvante de aluminio (sin seguridad probada) patentado por Merck para su uso en Gardasil y una solución “mensajera” con ingredientes no revelados. Los adyuvantes son sustancias que aumentan la respuesta inmune de las vacunas. Aquello fue una trampa, pues así lo único que estos ensayos clínicos demostraron fue que Gardasil no era más peligroso que el adyuvante utilizado en Gardasil.
Muchas de las nuevas condiciones médicas notificadas durante ensayos clínicos son las mismas que están siendo notificadas en todo el mundo después de la administración de esta vacuna. No existe evidencia científica, pruebas, de que las vacunas contra el VPH no están causando estas nuevas condiciones médicas. Las nuevas condiciones médicas que ocurren después de la administración de Gardasil deben investigarse a fondo antes de que las mujeres más jóvenes sean sometidas a más riesgos.
La doctora que nos ocupa es candidata al Nobel de Medicina desde hace tiempo. Y eso me recuerda a que en el año del comienzo de la inmunización contra el papiloma, el Premio Nobel de Medicina recayó en Harald zur Hausen. Luego se publicó que el jurado que se lo concedió incluía a dos personas relacionadas con el laboratorio sueco-británico AstraZeneca, Bo Angelin y Bertil Fredholm.
El premio le fue concedido a Zur Hausen por sus trabajos en el descubrimiento de que el virus del papiloma humano es el causante del cáncer de cuello de útero. AstraZeneca es la dueña desde 2007 de la empresa MedImmune, a su vez dueña de la técnica para obtener las partículas que han servido para fabricar las dos primeras vacunas contra el VPH.
Había otro claro conflicto de interés. Se ve que el Nobel también está siendo usado para el marketing de estas vacunas.