Los quistes sebáceos se originan por un exceso de secreción de las glándulas sebáceas de nuestra piel o por inflamación de folículos pilosos. Son cápsulas cuyo contenido es un líquido denso blanquecino. Estas pequeñas protuberancias son normalmente indoloras y no están ancladas por lo que se pueden mover bajo la piel.
Puede infectarse con relativa facilidad, pudiendo observarse en ese momento que la piel enrojece y sube la temperatura de esa zona e incluso puede llegar a doler.
Para tratarlos quirúrgicamente, se puede hacer una incisión convencional que extraiga la cápsula en su totalidad o se puede hacer una extirpación con láser; en este caso se hace un pequeño orificio que gracias a la velocidad de impacto de la máquina láser es un procedimiento indoloro y no necesita ningún tipo de anestesia. A través de ese agujerito se drenará el quiste. Por último y mediante otro programa del aparato se contraerán las paredes del saco y desaparecerá cualquier tipo de marca o rastro en la piel.
Es un tratamiento indoloro, que no deja cicatrices, evita el sangrado y sus resultados son superiores estéticamente a cualquier otro método.
El láser que se emplea en este tipo de intervenciones es el láser de CO2.
Este láser tiene una longitud de onda de 10600 nm (infrarrojo) y es cromóforo.
El de onda continua, se usa focalizado para cortes quirúrgicos locales o desfocalizado de forma vaporizada para el tratamiento de tumores y tatuajes. El pulsado tiene un uso cosmético muy valorado por sus efectos como rejuvenecedor.
Para este tipo de lesiones también se puede usar el láser:
Erbio:Yag, que profundiza menos en la epidermis y es menos agresivo.
ND: Yag de características similares al anterior, pero que puede actuar en modo:
- Onda continua, rejuvenecimiento de la piel
- Pulso largo (vasculight): Problemas vasculares.