Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, en
Denver, publicado en la revista Nature Medicine sugiere que la luz
intensa, o incluso la luz natural, pueden reducir los riesgos de sufrir un
infarto o sufrir daños a causa de uno de estos eventos. El ritmo circadiano
controla varios procesos biológicos y metabólicos en el organismo, como el
sueño, la vigilia y el hambre, durante los ciclos de 24 horas. Este reloj
biológico se ajusta con factores externos del medio ambiente, de los cuales el
más importante es la luz. Quienes regulan el funcionamiento circadiano son
principalmente las proteínas del cerebro, pero también están involucradas
proteínas de otros órganos, incluido el corazón. El equipo descubrió que una de
estas proteínas, llamada Período 2 (Per2), juega un papel esencial cuando
ocurre un infarto, y mostró que la luz intensa logró activar la función de la
proteína Per2, mejorarando la conversión
a glucosa minimizando los daños en el
corazón. El estudio, subrayan los investigadores, es preliminar y todavía
deberán llevarse a cabo investigaciones más amplias para confirmar estos
resultados. Los científicos todavía no saben cómo la proteína Per2 mejora la
eficiencia de la conversión de glucosa y tampoco se sabe si la luz podrá
cambiar el metabolismo de un corazón humano igual que ocurrió con los animales.