Este método de control es muy
efectivo dado que la hembra del Aedes Aegypti es la transmisora del dengue y el
chikunguña, la idea es que los mosquitos macho introducidos se apareen con
ellas. La modificación genética hace que las larvas no logren hacerse adultas,
lo que terminaría mermando la población de este insecto. Esta medida se ha
aplicado con éxito en Brasil y las Islas Caimán. En julio de 2014, Brasil
inauguró su primera fábrica de producción de mosquitos transgénicos en el país.
La tecnología fue desarrollada en Inglaterra en 2002 y se basa en la inyección
de dos genes en los huevos de los aedes Aegypti, mosquito transmisor del dengue
y del chikunguña. El primer gen sirve para producir una proteína que impide que
los descendientes del mosquito lleguen a la fase adulta y el segundo para
identificarlo bajo una luz específica con el microscopio.