Esta breve reflexión precisa de un contexto: el del Estado español a fecha de hoy. También necesita un análisis neutro, entendido como persona que cubre su rostro en el ámbito público. Y por último, un tipo de planteamiento: el de la ética. Es cierto que se puede abordar desde el sexismo, desde el hecho religioso, desde las costumbres asentadas por la historia... En fin, que analizaré el uso del Burka y el Niqab desde un contexto determinado, el las personas y el de la ética.
En un principio, el que un ser humano lleve la cabeza embozada no debiera atentar contra la dignidad de otras, porque quien lo practica está haciendo uso de la libertad de expresión. Tal y como muchas personas hacen en playas nudistas o en el ámbito escolar enseñando los tangas las mujeres, y los calzoncillos los varones. Estas personas, con el rostro tapado, tampoco impiden la libre autonomía de los demás. Quien se cruce con ellas no ve soliviantada su libertad de acción y puede realizar su vida sin ningún menoscabo.
De no haber ninguna ley que lo impida, el principio de justicia se decanta a favor de quien se cubre la cabeza, cuando no contraviene las normas legales y hace uso de su libertad de expresión sin causar perjuicios a terceros. Tampoco provoca con su práctica más daño que beneficio para los demás, porque es una práctica personal que no trata de causar males a otros. Y llegados aquí, ante la duda, habrá que posicionarse a beneficio del mas débil. Parece lógico pensar que si se trata de una práctica libremente elegida, las personas (descubiertas) con las que se cruza no se encuentran en una situación de vulnerabilidad, puesto que son superiores en número.
Otra cuestión distinta sería si el embozado se usara para delinquir o por imposición, que en un principio no es la cuestión, porque son muy escasos los hechos denunciados por esos motivos. Sí creo que hay un aspecto que no es baladí: el educativo. El embozamiento lleva al anonimato y no parece muy acorde con los usos y costumbres actuales que dos personas dialoguen cuando una de ellas cubre su rostro. Más que una cuestión de derechos parece que es de educación y de saber estar en un contexto determinado.