En humanos, la suplementación con tirosina alivia la bajada de la noradrenalina en el sistema nervioso inducida por el estrés, mejorando los síntomas de fatiga y el rendimiento. Además, debido a que la tirosina es el precursor de la dopamina y la noradrenalina, se ha empleado con éxito en el tratamiento de la depresión. La glándula tiroides requiere de unos niveles adecuados de yodo y del aminoácido L-tirosina para la producción de la hormona tiroxina, por lo que puede ser útil como parte de un programa en el tratamiento del hipotiroidismo. Asimismo, la tirosina se requiere para la formación de melanina, el pigmento oscuro que aporta protección de los efectos dañinos de la luz ultravioleta. En el caso de impotencia sexual masculina, es muy probable que el aminoácido de la dieta L-tirosina pueda circular en la corriente sanguínea para nutrir a las neuronas peneanas, de forma que normalice la producción de noradrenalina y restablezca la función eréctil del pene.