Hoy, dedicamos la entrada del blog a hablar sobre infinitivos e imperativos, que se prestan con facilidad a confusión en el uso cotidiano y que tantas guerras ocasiona a aquellos que nos afanamos en perseguir a la orcografía.
Usos incorrectos del infinitivo
En primer lugar, hablaremos del uso del imperativo en segunda persona del plural. Es totalmente inaceptable y propio del registro vulgar el uso del infinitivo con el pronombre se para referirse a vosotros:
¡Callarse todos, he dicho!
Debe ser:
¡Callaos todos, he dicho!
Lo que sí es correcto es el uso del infinitivo con la preposición a para expresar una orden, y que no hay que confundir con un uso totalmente correcto, el del infinitivo como orden impersonalizada:
¡A callar todos!
No pasar: propiedad privada.
No hay que confundir esto con otro uso inadecuado del infinitivo, que tantas úlceras ha provocado al corrector de textos: la aplicación de la forma negada del infinitivo para sustituir la forma negada del presente de subjuntivo:
Muchachos, no beber de la fuente.
La construcción correcta de esta oración es:
Muchachos, no bebáis de la fuente.
Otra práctica muy extendida en el habla popular es la sustitución de los imperativos acabados en –d (venid, callad) por su infinitivo (venir, callar). Aunque no esté aceptada, esta sustitución es disculpable en la lengua coloquial cuando el infinitivo sustituye al imperativo de segunda persona plural:
Callar, que no me dejáis oír la radio.
En lugar de:
Callad, que no me dejáis oír la radio.
Ortografía del imperativo en segunda persona plural
Cuando usemos la forma plural de la segunda persona del imperativo con el enclítico os, debemos sustituir la d final: «¡Callad ya, tunantes!» no se convierte en «¡Callados ya, tunantes!»: callad+os: callaos, de modo que la forma correcta será:
¡Callaos ya, tunantes!
¡Pero recordad! El verbo ir es la excepción a la norma: no usaremos la forma íos, ni tampoco iros, sino idos, ya que se trata de una forma irregular:
Idos sin mí, volveré tarde.