El árnica es una planta que crece de forma vivaz y posee un rizoma de buen tamaño y tallo bien derecho y con una gran cantidad de ramificaciones. El nombre binomial que recibe esta planta medicinal es el de Arnica montana. El árnica es un género que desarrolla flores de color amarillo y crece de forma preferencial en terrenos con altos porcentajes de humedad.
La época del año en la que crece el árnica es a finales del otoño. Para aprovechar los usos medicinales que ofrece esta planta lo más adecuado es efectuar la recolección de las partes florales de la planta. Al utilizar el árnica con fines medicinales es muy importante tener en cuenta que esta especie solo debe ser empleada en usos externos. Es que, el árnica puede generar intenso malestar y dolores en caso de ser administrada de forma interna.
Algunas de las propiedades más interesantes del árnica son las de anti-inflamatorio, vulnerario y desinflamatorio natural en caso de golpes y hematomas. Para preparar una pasta a base de árnica necesitamos un poco de miel de caña, polvo de malvavisco y extracto de árnica. Mezclando todos estos elementos obtendremos una pasta de buena consistencia para ser aplicada de manera externa (cubrir la zona de aplicación con una gasa). Si estamos interesados en preparar una tintura a base de árnica podemos utilizar unos 50gr de flores y raíces de esta planta por cada 200cc de alcohol de 60o. Hay que dejar macerar por dos semanas, filtrar los restos sólidos y embotellar en envases previamente esterilizados. Esta mezcla puede ser aplicada de forma externa sobre heridas, golpes y magulladuras (siempre y cuando no se trate de heridas abiertas). El árnica también está disponible en tiendas especializadas en forma de crema, sal y como hierba para preparar infusiones.