Usted perdone.
Usted, señorita, se me antoja toda,desde su encantadora vocecita...Hasta su alegre sonrisota.
Pudiera ser que me guste más de lo que piensa,pudiera ser que yo no le guste casi nada,pero le aseguro, que si de mi estuviese usted enamorada...Yo la amaría con un amor sincero y puro, sin tristeza.
Perdone entonces si me excedo,si mis palabras rozan lo prohibido, lo blasfemo,más, a sus pies y de rodillas yo le ruego...Regáleme usted una sonrisa si es que no le nace darme un beso.
Prometo pues quedarme quieto aunque jamás distante,evitar a toda costa el recorrido de mis manos,pero sepa usted entonces de este riesgo,pues mi corazón, de su actuar será expectante.
Y si de casualidad se soltaran mis cadenas,y en mi abrazo sin querer la sujetase...Entienda, mujer, que yo lo intento,pero no logro evitar el desearle.
Gríteme entonces "atrevido",mientras mi miedo se reafirma si la suelto,y es que mis manos quisieran ser caricia (y mis labios beso)de esa, su piel blanquizca y suave como seda blanca y terciopelo.
Disculpe entonces si sujeto mi mundo al sujetarla,si la afirman así mis brazos contra el pecho,si de mi boca hacia su frente escapa... (Sin querer quizás y de la nada) El más puro y casto beso.
Disculpe pues, mi adorada señorita,a mi pasión dulce y a la vez impía,a mi amor total y exacerbado,a mi boca, mi abrazo y mi caricia...
¡Mujer!,que de usted estoy enamorado.
-Usted perdone-