Saber que estos son nuestros últimos días en Brasil es una sensación agridulce: por un lado no queremos irnos, sabemos que nos falta mucho por ver y aprender de este país; por otro lado, cada avance nos acerca más al siguiente paso en nuestra ruta, Venezuela, y también a nuestras familias y el regreso a casa.
En cuanto a la Amazonia, tristemente hemos tenido más oportunidades de asombrarnos por su devastación que por su grandeza, la deforestación va avanzando a paso firme y sus estragos son más que evidentes.
Hoy salimos de Presidente Figueiredo, ese rinconcito de naturaleza tan disfrutable y comenzamos nuestra ruta hacia Boa Vista, posiblemente nuestra última parada antes de cruzar a Venezuela.
La ruta de Presidente F. a Boa Vista atraviesa más de 100km de la reserva indígena Waimiri Atroari, en la cual está prohibido–según nos explicaron en el punto de información turística de P.F. –tomar fotos, detenerse al lado de la ruta e internarse en la selva por cuestiones de respeto a la comunidad que mora en la reserva. En esta área una puede darse cuenta de la enorme diferencia que existe entre lo que uno cree que es la selva y lo que realmente lo es.
Al cruzar la divisa con la reserva, casi inmediatamente uno ve cómo se va cerrando la carretera por los
inmensos árboles, es un verdor que tupe por completo el paisaje. Comenzamos a ver papagayos azules, enormes volando sobre los árboles; se escuchaban los ruidos de otras aves dentro de la floresta
y el aroma de la tierra, la humedad y la selva perfumaban el aire. Nada que ver con los pasados kilómetros de amazonia en los que habíamos estado, o los que seguirían al salir de la
reserva.
Entonces fue que pudimos darnos una idea de cuán devastada esta esta región a partir de esta comparación tan clara.
Luego de la reserva el paisaje cambió completamente, no solo había menos árboles, sino que en área simplemente no los había. No solo vimos el cambio en el escenario, sino que también sentimos el cambio de temperatura, pasamos del frescor selvático a un tremendo calor.
Kilómetros mas delante llegamos al ecuador, recordamos cuando en marzo de 2013 llegamos por primera vez a esta latitud pero en el país ecuatoriano, ahora lo hicimos en Brasil J
Llegamos a Boa Vista, una ciudad muy ordenada y bien planeada, las calles giran en torno a una gran plaza en la que pareciera que se concentra todas las actividades recreativas al aire libre de la ciudad. Aquí los precios son un tanto más altos y la verdad es que no hay mucho por hacer o conocer, así que no nos quedaremos mucho tiempo.
Por ahora nos vamos a quedar en Paraça das Aguas que es donde se concentra todo –parece que habrá un recital de ballet y villancicos–hay muchos puestos de churro y helados y cada vez llega más gente a pasear.
Probablemente mañana mismo hagamos camino hacia la frontera que esta ya bastante cerca de aquí.
Andrea