Revista Opinión

Utopía

Publicado el 08 enero 2012 por Merche

UTOPÍA

Había una vez un País en el cual los gobernantes hacían oídos sordos a los ciudadanos que habitualmente se concentraban en las plazas de las ciudades y pueblos para hacer patente su queja ante las continuas injusticias a las que estaban siendo sometidos para el beneficio de los bancos.

La pobreza se extendía por todos los rincones del País, mientras que la corrupción se instalaba por todos los poderes del Estado hasta la mismísima Corona.

Un Rey avergonzado al salir a la luz la corrupción en algunos de los miembros de su familia del que estaba al tanto, salio ante los ciudadanos para decirles que la Justicia era igual para todos y así tratar de lavar la imagen de la impoluta corona hasta entonces. El Presidente del País dictaba las normas pero no se le veía nunca .Pero los ciudadanos sufridores, de la perdida de empleo, llenos de deudas y puestos en la calle familias enteras por no poder hacer frente a las hipotecas de sus casas, enfermos que veían como sus tratamientos se sumían en la precariedad que además deberían de pagar y los jóvenes tenían que emigrar a otros Países que les pudiesen garantizar la subsistencia, miraron con recelo el mensaje del Monarca, pues esas palabras se quedaban vacías de contenido, pues él mismo en la Constitución de dicho País estaba inmune de la justicia a la que los demás estaban sujetos.

Las concentraciones y manifestaciones se hicieron mucho más intensas, las protestas de todo tipo se daban todos los días, los profesores, los médicos, los funcionarios y los estudiantes junto a miles de trabajadores de la empresa privada, tomaban las calles, apoyándose unos en otros al compartir indignación y ganas de justicia.

Pero nadie les oía, nadie se hacia eco de lo que ellos demandaban y fue cuando el pueblo decidió que si no se les oía se volverían sordos.

Y Así, el pueblo descontento enmudeció, asistió a las concentraciones y manifestaciones en una absoluto silencio, un silencio que rompía el alma, solo se oía el ruido de los pies al golpear el asfalto y cortar el trafico, en el espeso silencio de la manifestación un ruido sordo se comenzó a oír el golpear de los pasos al mismo tiempo, pasos fuertes de botas negras y uniformes azules. Frente a frente estaban el pueblo y los uniformados de azul, con sus cascos, sus escudos y sus armas, en silencio, sin decir ni una sola palabra, solo la mirada de unos ojos en otros transmitían todo aquello que querían decir, pero los manifestantes no paraban, ellos con su paso desigual pero todos unido siguieron andando y los uniformados totalmente formados en una fila como fichas de dominó avanzaban de igual manera hasta llegar a juntar sus cuerpos. Solo se oía las voces de los que agredían, entonces todo el mundo podía oír esas palabras que siempre decían y que solo hasta entonces los de la primera fila oían, palabras hirientes, vejatorias  e insultantes a la vez que desplegaban sus porras y comenzaban a apalear a los que resistían, cayeron los 40 primeros, pero detrás había miles que siguieron avanzando y los uniformados retrocediendo ante la resistencia de los que no abandonaban su puesto, solo se reemplazaban.

En el informativo de la noche la TV puso el video de lo que allí paso sin comentarios, sin palabras excepto las pronunciadas por los que agredieron. A continuación todos los partidos políticos salieron diciendo lo que pensaban y lo que pretendían hacer después de ese acto en rueda de prensa, en esta ocasión no hizo falta adverti    a los periodistas de que no habría turno de preguntas porque  nadie les oyó  no se les puso voz.

La voz les fue quitada y así se quedó de manifiesto que hasta que no se escuchará las demandas de los que se manifestaban con sus pancartas con su presencia en su lugar en las calles, nadie daría voz a los políticos.

En los informativos de todo el mundo emitían como los presentadores de las noticias salían con su boca tapada sin emitir ningún sonido, simplemente ponían imágenes de lo que en el País estaba sucediendo.

El País e paralizó, las normas que se establecieron no se llevaban a cabo porque nadie hablaba, solo se comunicaban por escrito y esto tardaba mucho tiempo en hacerse efectivas, no se pago en el metro, ni autobús, se dejaron de pagar impuestos, y hasta los que se suponían que deberían de guardar el orden se unieron al resto de ciudadanos por ver en ellos su misma lucha, ya no marchaban unos frente a otros sino unos junto a otros.

Los desahuciados fueron a dormir a la casa donde ellos pensaban que les protegerían con su voto llamado Congreso y así lo hicieron noche tras noche, los parados salían a las calles todos a la misma hora y los que aún conservaban su trabajo lo hacían en absoluto silencio para terminada su jornada acudir a las calles con sus vecinos y seguir su protesta en absoluto silencio.

Un pueblo insumiso con clase, dignidad y capacidad de lucha logro derrocar a Reyes, Políticos y Banqueros corruptos y hacer así una revolución como nunca antes se había hecho QUITANDO LA VOZ A QUIEN PRETENDIAN HABLAR DEMASIADO ALTO SIN ANTES ESCUCHAR.


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