Cuando damos nuestros primeros pasos, nos agarramos a personas objetos y avanzamos. Nos sentimos bien y nos soltamos con valentía sin miedo para dar el siguiente paso.
Nuestra cara desborda alegría, sonrisas, nos embarga el entusiasmo. Mañana correremos.
Esa es la actitud que nos debe alumbrar.
En aquellos momentos nos aplauden nuestros logros, después, es cierto, que a lo largo de los años, esos aplausos se van espaciando, a veces se convierten en espinas.
Obstáculos que determinados sentimientos derivados de actitudes de otras personas como la envidia y el egoísmo se reflejan en nosotros buscando dañarnos, anular nuestra satisfacción por los logros conseguidos.
Sirva como referente, una anécdota acontecida en mi persona.- En el verano me encontré con una compañera de trabajo, Marga, después de un largo tiempo, años. Y yo no la recordaba en el sentido de ubicarla en su puesto. Como respuesta a mi negativa obtuve un hermoso elogio. " Yo a ti si, siempre con tu sonrisa y tu buena disposición para todo" Conclusión. Es cierto que reflejamos, transmitimos nuestro estado y podemos influir en él de los demás.
En nosotros está el decidir con que actitud afrontar cada nuevo día
María José Luque Fernández.- Letras y dibujo.-