La distancia, dicen muchos, es el olvido. Y otros tantos dicen que para vivir algo de verdad, hay que sentirlo de cerca. Pero estas dos afirmaciones se convierten en humo cuando hablamos de algo como tu equipo de fútbol. No es la primera vez que me ocurre y, seguramente, no será la última. Estoy lejos de la tierra en la que me crié y a más de 2.000 kilómetros del estadio en el que cada 15 días, 11 tipos se parten el pecho llevando el nombre de la ciudad escrito en su escudo. Esa ciudad que vió nacer a mi equipo de futbol hace más de 100 años. Porque mi equipo es uno de los que superan la edad de la leyenda. Esos 100 años que marcan la distancia entre un club cualquiera y un histórico. Nos separan más de 20 horas en coche pero, de domingo a domingo, estamos, en ciertos instantes, más cerca que nunca.
Leo por ahí que el Real Murcia anda perdido, sin rumbo, nervioso, tembloroso, con miedo… y a la vez, como una llamada a la calma, a la realidad, a la pasión aparece un “EL MURCIA SOMOS NOSOTROS“. Un cántico que te obliga a empujar.. una frase que, sólo con leerla, hace que el cabello se erice.
Mañana jugamos de nuevo. Hay quien piensa que nos jugamos la vida. Yo no lo veo así. El Real Murcia no se juega la vida en este partido…porque el Real Murcia,amigos, nunca morirá. Un sentimiento que hace posible que en un rincón de Nueva York, en una cafetería de Londrés, en un local de mala muerte de Trondheim o, como es mi caso, en una buhardilla de Utrecht, se despierten miles de sentimientos cada fin de semana que juega el Real Murcia. Todo se ha teñido de grana. Este domingo juega mi equipo y yo, me acabo de poner la camiseta y, con la cabeza alta, me voy a ir al mercado de los sábados. Compraré queso holandés vestido con mi escudo y al que me pregunte ”Wat is je voetbalteam?” le contestaré. Soy del REAL MURCIA. Como muchos, no lo entenderá, pero bueno, eso también ocurre en España. En cierto modo me hará sentir como en casa….
SIEMPRE REAL MURCIA! y siempre más que nunca….