Revista Viajes

Uzbekistán: el esplendor de samarkanda

Por Merche_62

Llegamos a la Jahongir Guest House, ubicada cerca de la Plaza del Registán. Una vez registrados en la recepción, nos invitan a un té con pastelillos mientras esperamos a que nos asignen la habitación, que da a un jardín central repartido en dos plantas.

UZBEKISTÁN: EL ESPLENDOR DE SAMARKANDA

Dejamos nuestro equipaje y nos vamos a ver la Mezquita de Bibi-Khanum, cuyo nombre rinde homenaje a la esposa de Amir Timur, más conocido por Tamerlán, que fue el creador de esta ciudad y en la que gobernó durante unos 35 años, (más tarde le sucedió su hijo Ulugh Beg que gobernó hasta 1449).

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Pues bien, la mezquita se construyó a base de un botín obtenido por Tamerlán en la invasión con la India. Su cúpula medía 41 metros de diámetro y su portal de entrada 38 metros de alto, así que desafió las medidas de construcción. Más tarde la mezquita se desplomó debido a un terremoto y ya actualmente se volvió a reconstruir en los años 70.

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Cuenta la leyenda que la esposa de Tamerlán fue la que mandó reconstruir la mezquita para dar una sorpresa a su marido, mientras él permanecía ausente. El arquitecto se enamoró de ella y a cambio le pidió un beso para acabar la obra, en caso contrario se negaba a terminarla. 

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Así que ese beso le dejó tal marca en el labio que cuando regresó Tamerlán la descubrió y ordenó ejecutar al arquitecto decretando que a partir de ese momento las mujeres llevarían velo para no tentar a los hombres. ¡Vaya historia!

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En un lateral de la mezquita se encuentra en ruinas y sólo hay alguna paloma blanca que al vernos llegar se asusta, nos echa con su revuelo y empieza a defecar para que nos vayamos. ¡Qué poco glamour! Este monumento forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2001.

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En el patio central vemos un atril de mármol del Corán. Hay dos mezquitas más pequeñas. En el lado oeste, el interior de los muros hay decorados con caligrafía árabe y no se ve restaurado pero permanece intacto.  


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Hacia la zona montañosa de la ciudad se encuentra la Mezquita de Hazrat-Hizr, que corona un cerro. 

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Tiene un bello interior abovedado, restaurado por un habitante adinerado de Bujará, con vistas a Bibi Khanym, Shakhi-Zinda y el minarete de Afrosiab.
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Pero uno de los lugares más espectaculares es la Necrópolis de Shakhi-Zinda, también inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad en el 2001. 

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Es el lugar de entierro de la familia real y nobles. Entramos a través de una escalera y cruzamos  una avenida de mausoleos jamás vista en otros lugares y que me haya sorprendido tanto, pues hay decoraciones de azulejos de los más bellos del mundo musulmán.

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Shakhi-Zinda significa “Rey viviente” y hace referencia a su santuario original, más recóndito y sagrado pues contiene una serie de salas que rodean la probable tumba de Qusam Ibn-Abbas, supuesto introductor del Islam en la zona en el siglo VII, pero fue decapitado por los infieles durante la batalla de los árabes en Asia Central.

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Los azulejos que vemos datan de la época Timúrida de los siglos XIV y XV. Existen 11 mausoleos en el recinto a cual más bello. Es un paseo inolvidable para rendir homenaje a los muertos.

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Como es hora de cenar nos acercamos al mercado principal y nos sentamos en una tetería o “Chaixona”. Pedimos un “plov” para compartir (arroz, el plato típico del país) y unos “kebabs” de pollo (pinchos).

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