Va por tí, Gary!

Swansea City 0-0 Aston Villa

Eran las 13.00 aproximadamente. Todo preparado enel Liberty Stadium para vivir un Swansea - Aston Villa bastante atractivo. Derepente cae el mazazo en Gales: Gary Speed ha muerto, al parecer por suicidio.La fiesta se vuelve funeral. La conmoción se extiende por todo el estadio. Losfutbolistas saltan apesadumbrados y con brazalete negro. Se vive un minuto desilencio brutal, de esos que solo se viven en Inglaterra (en nuestro país pordesgracia no es así).
Y, siendo las 14.30, el choque echa a andar. El fútbol no para, no entiende delutos, tristezas ni dolores. Así lo entienden los distintos jugadores galesesque están protagonizando el partido.Primeros minutos de tanteo donde Swansea parece llevar la batuta pero pronto sediluye. Los 45 minutos reglamentarios pasan con más pena que gloria, sinocasiones importantes para ninguno de los dos equipos, siendo lo más destacableel revés que sufre Rodgers en su equipo teniendo que retirar del campo porlesión a Angel Rangel, lateral lo había jugado todo en lo que llevábamos dePremier y que estaba siendo una de las sensaciones de la liga. En esta primeraparte, apenas vimos a un Aston Villa falto de transición en el centro del campoy sin saber bien que hacer con la pelota. Al equipo de McLeish le estamosviendo bastante apesadumbrado en lo que llevamos de campaña, lejos de ese juegoque nos fascinó hace solo dos temporadas. Y poco también de un Swansea quebastante tenía ya con estar jugando el partido ante la pesadilla que estabaviviendo.
Comenzó la segunda parte con la tónica de la primera: partido soso, sin apenasocasiones, y envuelto en esa atmósfera de tristeza fruto de la muerte de unbuque insignia del fútbol galés.Al poco de comenzar esta segunda mitad, Rodgers vuelve a tener que realizar unasustitución inesperada: Graham, delantero referencia del equipo, cae lesionadoy debe ser sustituido por Lita.
Poco a poco ambos equipos se fueron espabilando y el partido fue cogiendocolor. El Aston Villase puso manos a la obra y empezó a inquietar de manera preocupante la porteríade Vorm, que tuvo que lucirse para salvar del gol a su equipo. La afición villanaseguía preguntándose por qué no salían Albrighton y Bannan, dos futbolistas concalidad superior a la media, de esos que son capaces de desequilibrar unpartido. Los pupilos de McLeish seguían apretando sin premio, pero elSwansea  no se encerró atrás y, lideradopor el joven Allen, también se sumó al ataque y fue capaz de crear variasocasiones seguidas aunque sin conseguir el ansiado gol.
El último cuarto de hora estuvo muy apasionante, ninguno de los dos equipos fuea por el partido descaradamente, pero la competitividad -propia de la Premier-apareció para encarrilar varias ocasiones y convertir el último tramo del partidoen un ida y vuelta trepidante.
¿El resultado final? Como pueden imaginar: 0-0.¿El juego? Nada del otro mundo.¿Estuvo entretenido? A ratos.¿Quién fue mejor? Empate, poco de los dos equipos como para decantarse.
Entonces, ¿partido para olvidar? No. Solo por el hecho de la valentía quetuvieron los jugadores del Swansea -en especial los galeses- de salir al campo,ya merece ser recordado. Y por esa afición que estuvo al lado de su equipo entodo momento.
Hoy todo el mundo del fútbol llora la marcha de un grande -incluso un locutorde BBC se tuvo que marchar roto por la tristeza- y sin embargo, sus paisanos lerindieron homenaje como mejor saben: unos jugando a fútbol, otros animando en lagrada.
Este va por ti, Gary. Hasta siempre.
Jose María Peinado Romero (@JoseMariPeinado)