Estamos acostumbrados a quejarnos de nuestro trabajo pero cuando nos toca descansar nos sentimos liberados al principio y poco después, ansiosos.
Tardamos en acostumbrarnos a no hacer nada, no sabemos que hacer con el cuerpo y mucho menos con la mente.
Ese es el origen de la hiperactividad que marca el tiempo libre de las vacaciones con actividades y compromisos sociales muchas veces agotadores. Claro que el ocio tiene una veta activa de la que ya hemos hablado pero junto con este aspecto es imprescindible reservar tiempo para el descanso puro y duro.
Así de simple y así de imposible.
Tiempo para dormir, cuidarnos, mirar sin intervenir, relajarnos, permanecer callados.
Un antiguo cuento sirio habla de de un hombre que carga su camello para ir a la feria. El hombre es ambicioso y va cargando al animal con cuanta mercancía encuentra. Enrolla primero tres alfombras, luego decenas de telas, luego espejos de nacar y juegos de té. Es una gran carga, pero como el camello parece aguantar el hombre sigue.Añade dos sacos enormes de grano y fardos de té traídos de la India más cuatro kilos de harina que su mujer acaba de moler.
El camello rezonga, pero el mercader se da cuenta de que hay sitio para colocar varias ánforas de miel de primera calidad. Está ya a punto de partir cuando se levanta una suave brisa y una brizna de paja se deposita en la cima de esta montaña de mercancías, y el camello se desploma.
El mercader furioso, toma aquella misera brizna de paja y clama al cielo contra ella, asegurando que es la responsable de la muerte del animal.
Algo similar sucede con el cansancio psíquico. Lo acumulamos sin darnos cuenta, pensando que siempre podemos un poco más.
Entonces ante la perspectiva del verano habrá estar atento a las señales del cuerpo: mandíbula tensa, espalda encorvada, problemas intestinales, tos nerviosa, dolor lumbar, dolor de cabeza, bostezos continuos y a las señales internas: sensación de desamparo, de pérdida del control, irascibilidad, procastinación, falta de concentración, mal humor, reacciones extremas…si se siente identificado con estos síntomas seguramente sus hábitos actuales favorecen el desequilibrio y la huida hacia adelante. Hay que tener cuidado con repetir el ciclo durante las vacaciones.El rumor incesante que generan los pensamientos puede ser una de las causas del cansancio y de los problemas de relación que aparecen en las vacaciones. Aprender a vaciar la mente hace que nos sintamos más ligeros, más creativos y más enérgicos.
Algunas estrategias:
- concentrarse solo en la respiración hasta vaciar la mente: siempre por la nariz y muy suavemente, inspirando hasta cuatro y espirando hasta ocho. Cualquier pensamiento que surja deberá ser aparcado. Para vivir SOLO se necesita respirar.
- Levantarse sin el despertador y sin plan
- Comer cuando se tiene hambre
- Salir de casa sin saber adonde se irá
- Estar solo unos momentos al dia en silencio: sin musica, sin nadie
- Eliminar portatiles, reproductores de musica y TV, usar una libreta y anotar los estados de ánimo en cada actividad
- Explorar los propios límites: hasta donde llego/hasta donde quiero llegar
- Determinar uno mismo CUANDO DESCONECTAR: el “momento oportuno” nunca llega, hay que crearlo
- Animarse a decir NO
- Pactar con nuestra familia y animarlos a imitar estas conductas
- No tener miedo a poner límites a la demanda de los hijos
- No tener miedo a poner límites a las demandas de la vida social o familiar
- Nutrir la creatividad: las horas en las que los pensamientos vagan promueven que ocurra lo nuevo
¿Qué se pierde cuando se “pierde” el tiempo?, conteste a esa pregunta.
…Puede que se sorprenda, permita que la vida suceda……..
Archivado en: psicologia de la salud, psicologia positiva, relaciones personales y tiempo libre Tagged: estres, relax, salud, tiempo libre, vacaciones