caminando por la arena junto a ti.
Vacaciones de verano para mí.
Hoy mi vida comienza a despertar,
hoy se ha abierto la puerta sin llamar,
hoy te tengo a mi lado y soy feliz.
Si, si a ritmo de Fórmula V recuerdo mis vacaciones. Después del concierto más caro de la historia, tuvimos que replantear nuestro verano. Decidimos que la costa brava era un buen destino para disfrutar de nosotros y relajar nuestras mentes. ¡Acertado totalmente!
Empezamos el viaje en Girona. Magnífica ciudad regada por los ríos Onyar y Ter y con un callo judío en su casco viejo alucinante. Visitamos toda la zona antigua, los baños árabes, sus pequeñas calles y paseamos por su muralla carolingia del S.IX como si nos transportara siglos atrás. Sería interminable si pusiera fotos de todo lo que os cuento, la verdad es que en tan sólo 4 días hicimos más de 400, hoy sólo os dejo menos de una decena ;) ¡Hay que vivirlo!
Nos alojamos en el Hotel Duran de Figueres, desde el que hicimos toda nuestra ruta. Totalmente recomendable, a él llegan visitas guiadas para visitarlo ya que Dalí acostumbraba a comer y cenar en su restaurante. Figueres, si, huele a Dalí, sueñas con él con sólo pisar la ciudad. Aquí tenéis una enamorada del genio desde muy niña, me fascina su pasión, su locura, su genialidad para plasmar sus sentimientos, ¡viva su excentricismo! La ciudad está plagada de sus pasos, dónde comía, dónde nació, dónde vivió... Su museo-teatro es fascinante y siempre está rodeado de cámaras que no quieren perderse su originalidad. ¡Fue el mejor sitio donde despertar cada día en nuestras vacaciones! Cadaqués era la visita obligada. De los pueblos costeros más bonitos de nuestras costas, dicen y tienen razón. Es precioso, bien cuidado y con un encanto particular. Encontramos una colonia de gatitos cuidados por una señora francesa, justo en medio del pueblo, ¡que bonitos! Paseamos por sus calles blancas hasta que llegamos al mar, ¡que maravilla! El tiempo no nos acompañó nada y no pudimos disfrutar de un bañito, pero comimos una paella con las mejores vistas del universo.A pocos kilómetros se encuentra Portlligat dónde se puede admirar la Casa de Dalí y Gala. Como fue un viaje bastante improvisado no reservamos nuestra visita a la casa, así que nos queda pendiente volver para verla. ¡Volveremos! Es un mini pueblo repleto de barquitas y con una brutal casa llena de huevos en su tejado ¡Era un genio, ya lo he dicho! Si decidís ir, no olvidéis reservar, seguro que merece la pena. Y de esta idílica postal nos adentramos en las carreteras de curvas y subimos y subimos la sierra de Verdera hasta el cielo donde está el Monasterio de San Pere de Rodes. ¡De alucine! Creedme. Debes dejar el coche a una distancia considerable del monasterio y acceder a él a pie. Tras pasar por la taquilla te transportas al siglo IX en un momento. La verdad es que está muy bien conservado y, aunque no se tienen muchos datos, puedes imaginar la vida de los monjes y disfrutar de la visita. Es imprescindible acercarse porque además a medida que subes la sierra lo ves ahí, arriba, majestuoso.El último día quisimos dedicar la mañana a la magia medieval de Besalú. Esta vez el tiempo si que hizo de las suyas y nos cayó el diluvio universal en pleno agosto. Pero valió la pena el rato que nos respetó para que viéramos su casco viejo y su puente románico del sigo XI. Nos faltaron por visitar sus baños judíos y sus iglesias, pero también nos hemos prometido volver. ¡Es una maravilla! Visitado Besalú tuvimos la la gran idea de comer con Judit en Andorra... Leeis bien, ¡Besalú-Andorra! quiere decir que subimos un buen puerto de montaña, con más curvas de las que habíamos hecho jamás en la vida. Pero tras casi tres horas de viaje agotador disfrutamos de la mejor compañía y pudimos ver mi ansiada noria. Tras cuatro días intensos de descubrimientos bonitos y de mucho coche, hemos querido inmortalizar la ruta y compartirla con vosotros.Espero que os haya gustado y que os anotéis en la agenda visitar el Alt Empordà. Con esto decimos adiós a las vacaciones y Welcome Septiembre. El año nuevo ya está aquí.