Hace ya tiempo que me di cuenta de que el número de hijos es inversamente proporcional al número de días que te puedes permitir estar en un hotel. Es decir, que a mayor número de hijos, menos días que puedes estar en el hotel. Y eso p0r no hablar de cuando los niños empiezan a alcanzar esa fatídica edad en la que los hoteles dejan de alojarles gratis.
Para una familia numerosa de categoría general -como el caso de la mía- el tema es duro. ¡No me quiero ni imaginar como será para las familias numerosas de categoría especial!
Por eso nosotros hace ya tiempo que decidimos renunciar a la "mesa puesta" de los hoteles y pasarnos a la libertad y a la amplitud de espacio de los apartamentos. Confieso que la más reticente, en un principio, fui yo: como lo de la cocina nunca ha sido, ni es, ni será lo mío, me daba mucha penita dejar el hotel. Sin embargo, ahora estoy encantada y por infinitas razones.
La primera de ellas es que, desde que vamos a apartamento, hemos alargado considerablemente nuestras vacaciones: ahora vamos más días gastando mucho menos dinero en alojamiento.
Ese dinerito que nos ahorramos nos permite salir más días a cenar por ahí y -esto es muy importante- a visitar los distintos mercadillos y tiendas de la zona sin tanto cargo de conciencia por mi parte.
A los niños les gusta también mucho el apartamento: como vamos siempre al mismo, tienen ya su pandilla de amigos con los que se entretienen muchísimo sin tener que estar todo el día dando la lata a papá y mamá. De hecho, desde los niños tienen su grupo de amigos yo he empezado a disfrutar de la tumbona de la piscina y me he reencontrado con la lectura veraniega.
El tema de la comida, que era por lo que yo me resistía a dejar el hotel, también tiene sus ventajas: comemos mucho más sano -vamos al puerto a comprar pescado- y en cantidades más razonables. No sé si os pasa a vosotras pero yo soy de las que no me puedo controlar en los bufetes de los hoteles y como como si no hubiera un mañana pues tengo que probar todo.
También hay días en los que, si estamos muy cansados, compramos una pizza y nos quedamos en el apartamento jugando a las cartas con los niños. En el hotel estos planes son más difíciles de hacer.
En esta casa mía, no os lo voy a negar, somos un pelín desorganizados y cuando media España esta merendando, nosotros estamos acabando de comer. Este "slow horario" nuestro no nos lo podíamos permitir antes y siempre andábamos condicionando nuestros planes al horario del hotel.
Y finalmente tenemos una de las razones que para mí pesa incluso más que las anteriores: el salón que a mí me da la vida a la hora de la siesta. Termina la comida, el señor que vive en mi casa, que es un español de libro, se va a dormir la siesta -que es algo que a mí siempre me ha parecido una pérdida de tiempo-; los niños bajan a "la urba" a buscar a sus amigos; y mamá se prepara su té -el de mi marca favorita que para eso estoy en apartamento- y se tumba en el sofá a ver Hawai 5.0, a jugar al Candy Crush o a cotillear en Instagram la vida de los demás. Se mire por donde se mire, todo un planazo.
Y después de contaros las mil y una razones por las que la Compritas Family volverá un año más a veranear en apartamento, os diré que he encontrado una web estupenda para encontrar el apartamento perfecto. Os hablo de la web de HUNDREDROOMS que no es un buscador de apartamentos -de ese tipo de webs ya hay muchos- sino un "metabuscador" que compara los precios de todos los apartamentos en una misma ciudad lo cual está muy bien porque, no sé si sabéis, que a veces los dueños de los apartamentos ponen un precio u otro dependiendo de la web de alquiler en la que insertan el anuncio. He estado navegando un buen rato y hay apartamentos ideales...
Así que, ya sabéis, si todavía no tenéis nada reservado para estas vacaciones, echad un vistazo a la web de HUNDREDROOMS.COM. Y si el verano ya está solucionado, podemos ir planeando la próxima escapada...
Feliz semana.