Después de haber estado en el Caribe y ahora en las calas de Ibiza y Formentera la conclusión es que el verdadero paraíso playero está aquí cerca. No sólo por la arena blanca y las aguas limpísimas y cristalinas, también por el clima. En el Caribe estás en un vapor húmedo todo el día para mí insoportable. En Ibiza no hemos pasado de los 30 grados y sin sudar un pelo.
Mis pies tomando el sol en la cala Benirràs al norte de Ibiza.
Desde el chiringuito en Cala Vedella al oeste de Ibiza.
Cala Saona en Formentera.
Y así sucesivamente.
También hicimos la pertinente visita al mercadillo de las Dalias en su versión nocturna de los lunes con sus actuaciones en directo. Un ambiente estupendo si no fuera por los 24 eurazos que nos clavaron por dos mojitos. En realidad la sensación es que cualquier bebida que pidieras en lugares concurridos eran 24 euros. Pura incitación al botellón.
Mercadillo Las Dalias lunes la nuit.
Y ahora todos os preguntaréis: ¿Habreis ido a alguna discoteque, no? Pues no. Era lo que menos nos importaba. A mí las discos me agobian bastante. Sufro claustrofobia y dolor de cabeza con el house. Pero para ser sincera sí hice un intento de cenar en Pachá y aprovechar que luego tienes la entrada "gratis" porque ese día pinchaba David Guetta. ¡Ilusa de mí! Tenía que haber reservado por lo menos una semana antes para una fiesta tan importante... Pues mira, David se quedó sin conocerme. Lástima.
Propaganda de la fiestuki por la playa Las Salinas al sur de Ibiza.
Como no todo puede ser puro disco también hay otras alternativas muy interesantes como el Teatro Pereira en la ciudad de Ibiza. Decoración con terciopelos, actuaciones y música en directo. Totalmente recomendable.
Actuación de Amina versionando a Alicia Keys y similares.
Por supuesto también estuvimos en el famoso Café del Mar viendo la puesta de sol con jarra de sangría (a 24 eurazos también). De esto no pongo fotos que me han salido todas muy personales. ¡Menudo negocio se han montado con sólo cuatro mesas y unos toldillos!
Famosetes... siempre se ve a alguien. En este caso fue Gonzalo Miró en el avión de ida. Debió tener algún problemilla con la clase business porque acabó sentado una fila por delante mía en el pasillo.
Sorprendente lo esmirriadillo y poca cosa que es al natural. En las fotos da mejor. Se pasó todo el viaje leyendo el Marca. No sé si lo leyó o lo aprendió porque no le dio tiempo ni a abrir el As que lo tenía en la recámara. Fíjate, yo que tenía una imagen de él más sofisticada...
Mucho más atractivo estaba Aitor Ocio en Cala Vedella con su novia y su niña (hija de Laura Sánchez). En esta foto no me véis a mí pero porque los desaboríos de la revis me han quitado con el Photoshop que ahí al ladico estaba.
Hay que decir que lo vimos todo desde la magnífica perspectiva de un estupendo hotel de cuatro estrellas. Nuestro viaje era más modesto pero por una vez tuvimos suerte y por avatares de la agencia y de los tour operadores, nos acabaron mandando al hotel Torre del Mar situado al principio de playa d'en Bossa, muy cerca de Ibiza capital. Lo mejor la piscina rodeada por mar desde la que se podía ver la ciudad:
Si tenéis un dinerillo loco, os recomiendo que os alojéis aquí. La decoración se les ha quedado un poco antigua y carca pero el servicio es estupendo, la limpieza absoluta y hasta tiene gimnasio y sauna y jacuzzi.
En fin, que me lo he pasado estupendamente y me he quitado, dentro de mis posibilidades, mi blanco mortecino invernal. Ahora soy una novia cadáver con bronceado mediterráneo.