Revista Diario

Vacaciones en Madrid, o lo que es lo mismo: enjaulados

Por Belen
Quien no vive en Madrid me dice que vivir en la capital es todo un lujazo. "Tenéis de todo", dicen, pero la realidad es muy distinta a mis ojos. Acceso a ocio para todas las edades, museos, espectáculos, cines, teatros, exposiciones. Actividades infantiles, actividades para adultos, para parejas, de todos los gustos y colores. Es cierto, hay cosas que son innegables pero el precio que se paga por ello es muy alto, o al menos así lo veo yo. Tan alto que no me compensa. 
Estas vacaciones, como sabéis, las estamos pasando en la ciudad. Nuestros planes de escaparnos unos días a la playa se desvanecieron por culpa de una gastroenteritis inoportuna. Aunque me ha dado pena, ésta no ha sido excesiva, pues sé que nuestro destino estaría lleno de madrileños que, como nosotros, pretendían huir unos días de la rutina y del trabajo. 
Madrid quedó como única opción a unas vacaciones presididas por el mal tiempo, el frío y la lluvia. La oferta de ocio es amplia, o eso pensaba yo. Hacía años que no nos quedábamos por aquí, concretamente cinco, los años de Rayo. El año que él nació nos quedamos, apenas contaba un par de meses. 
Ayer buscaba yo delante de la pantalla de mi ordenador cosas que hacer en familia. Encontré planes interesantes la verdad. Decidimos un poco de ocio cultural, y nos lanzamos a Alcobendas, al Museo de Ciencias CosmoCaixa. Todo un acierto, una actividad muy entretenida, especialmente para niños mayores de 4 años. Rayo disfrutó muchísimo. Además de la exposición general hay talleres con los que los niños pueden disfrutar mucho también, pero el aforo en todos ellos estaba completo incluso para los días siguientes. Ni que decir tiene que estaba hasta la bandera. Cuando planeé la visita ni siquiera pensé en ello. Mientras íbamos por la carretera, al ver el poco tráfico (espectacular ver Madrid y sus inmediaciones con tan poca densidad de coches), pensé que estaríamos tranquilos. Ilusa de mi, muy lejos de la realidad. Cientos de familias con niños de todas las edades inundábamos los pasillos y las diferentes salas del museo. Pero a pesar de lo concurrido, lo pasamos bien y el niño disfrutó de lo lindo. Un museo altamente recomendable, si tenéis la oportunidad, visitadlo. Nosotros repetiremos a no mucho tardar.
El plan para hoy era visitar el Museo de Ciencias Naturales, pasar la mañana allí, comer en los alrededores y después ya improvisaríamos. No hemos llegado muy tarde, pero nos ha sorprendido, aparte de un frío importante y un viento helador una cola tremenda. Familias en su mayoría con niños de todas las edades esperaban helados poder acceder al recinto. Como siempre que encontramos semejante panorama, nos hemos dado media vuelta. Con cierta pena eso sí, un día festivo en una ciudad como Madrid, es imposible acceder a la multitud de servicios que ofrece. 
¿Qué hacer entonces? la mañana era pésima, imposible un plan al aire libre, el resto de destinos posibles, otros museos, el Planetario, estarían igual, atestados de personal. La única opción que se nos ocurría en aquel momento, acercarnos al Centro Comercial Xanadú e intentar echar unas partidas al MiniGolf. Mala elección. Ya en la carretera atasco, una vez allí el inmenso parking (como inmenso es el centro comercial) atestado de coches y dentro, ¡uf! no daba crédito. Tiendas abiertas, gente por doquier, detesto ese ambiente, tanta gente a mi alrededor, tanto ruido que no me permite ni hablar con mi marido sin gritar. Lo único provechoso que hemos hecho ha sido entrar a Fnac, comprar unos libros y ojear otros muchos, algo que al niño le encanta. 
Después hemos intentado comer allí. A las 13:30 horas, prometo no exagerar, había tales colas para comer en todos los restaurantes que hemos desistido y optado por comida rápida. Del MiniGolf nada de nada ni hemos comprobado cuánta gente había, hemos salido de allí escopetados. 
Hemos regresado a nuestro querido barrio, disfrutando de las calles desiertas de gente, hemos tomado un café y unas tortitas en total tranquilidad, sin ruido, hablando y disfrutando los tres. Y ahora en casa, reflexionando sobre el día de hoy, me doy cuenta que Madrid no ofrece tantas ventajas, al menos a una familia como nosotros que adoramos la tranquilidad y los sitios pocos concurridos. Las ofertas que tiene esta ciudad no compensan el tiempo perdido en colas, esperas, atascos..... Si quieres salir de vacaciones, olvídate hacerlo en los días clave si no quieres tirarte en la carretera un par de horas más de regalo. Si quieres ir a los museos, olvídate de hacerlo en los días libres o de vacaciones. 
Conclusión: iremos al museo un sábado cualquiera bien temprano huyendo de la multitud. Iremos a cualquier espectáculo fuera de vacaciones o días festivos para que así el peque pueda disfrutarlo. 
Madrid no es nada idílico, no es más que una jaula para quienes vivimos en esta inmensa ciudad, llena de coches, atascos y cientos de centros comerciales con personas hacinadas en su interior. 
Creo que mañana pondremos rumbo a la sierra, parece que hay nieve. Y aunque haga frío, seguro merece la pena dar una oportunidad a estas últimas nieves. Pero seguro que la jaula nos atrapa nuevamente en la carretera, ya os lo contaré. 

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