Vacaciones en paz

Dentro de su piel morena se mezclan, en proporciones que no se pueden descifrar, la alegría y el temor, la distancia, la expectación. Fuera, los paisajes urbanos o rurales, cercados por montañas, abiertos al mar o pura planicie, configuran un cuadro multicolor en el que penetran sentados en un coche o en el interior de un autobús. Ojos extremadamente abiertos, bocas que esbozan una mueca que lo mismo se resuelve en una sonrisa que arranca lágrimas de sus ojos. Y, al fin, unos brazos que abrazan.
Lejos, muy lejos, la Hammada. Una punzada de melancolía. De frente, un mundo distinto, una casa llena de objetos, una habitación acogedora, pero, sobre todo, una familia. Sonrisas, manos seguras, protectoras, niños que empiezan a tejer complicidades desde el mismo momento del encuentro, madres que generan tranquilidad, besos que calman ansiedades.
No importa el lugar, ni las vistas, ni las cosas. Lo que de verdad configura la magia de unas vacaciones de verano en paz, se encuentra implícito en la alegría y el cariño con el que cientos de familias reciben estos días a sus hijos e hijas saharauis.
Desde el Bubisher, queremos enviar a todas y cada una de ellas nuestra admiración y nuestro afecto.
Y un deseo: Que este verano sea para todos un hermoso libro escrito día a día, en el que también los cuentos tengan su espacio.