Vacaciones para nota
Imagen Convocatoria y Bases
El concertino se irguió confiado, ante la atenta mirada de la orquesta, presto a deslizar el arco sobre la segunda cuerda. Mis vacaciones debían comenzar con el La del oboe. El La flotó esparciendo su magia, así que me dije ¡bien! Y escapé muy ufana de la flauta travesera. No contaba con que el ambiente era fresco aun en la sala, y reboté sin piedad sobre la boca de la trompa. El re bemol que en aquel momento salía disparado chocó dislocandome el codo. Yo, que pensaba volar y mantenerme hasta la coda, de pronto y sin saber como, fui absorbida por la campana de la tuba. Su potente Do me elevó hasta la cúpula de la sala. Las lámparas me miraban curiosas lanzando sus rayos contra mí. El sí que andaba danzando en medio del adagio me guinó un ojo cómplice y respiré aliviada. De pronto, con el acorde final, un silencio inesperado se extendió por la sala. Yo descendía del techo aun entera con el corchete desplegado sobre la plica, rezando por alcanzar la platea. El público puesto en pié prorrumpió en un sonoro aplauso. Broche de oro final para mi holganza.Texto: Paloma Bermejo Sanz