Han llegado las vacaciones de verano para los más pequeños (algunos ya no tanto) y es un momento óptimo para que practiquen algún deporte. Son muchas horas las que hay que llenar al cabo del día sin las obligaciones de las clases, los deberes y la preparación de exámenes y el deporte es una de las actividades más satisfactorias que se pueden realizar en momentos de relax.
Puede ser un buen momento para iniciarse en deportes que no se practican a lo largo del año o bien para perfeccionar el que durante toda la temporada ha llenado las horas deportivas de nuestros hijos e hijas, con el fin de buscar nuevos retos y entretenimientos, o de descubrir una modalidad deportiva que les vuelva a despertar la motivación por la actividad deportiva si es que la han perdido y están pensando en abandonar.
Son muchas las actividades que se pueden realizar en verano con este propósito, desde campamentos en la península dedicados a un deporte en particular o con actividades durante las mañanas desarrolladas en nuestra ciudad en diferentes modalidades deportivas: baloncesto, fútbol, tenis, pádel o deportes náuticos, además de las tradicionales clases de natación.
A la hora de elegir qué deporte van a practicar nuestros hijos e hijas en verano es fundamental, como siempre, que contemos con su opinión, que les preguntemos por sus gustos y que les animemos a salir de su zona de confort y prueben cosas nuevas, quitándoles el miedo a enfrentarse a nuevos retos. Estos aprendizajes los van a aplicar después a otras facetas de su vida.
Practicar deporte es salud, más en estos tiempos en los que las consolas de videojuegos y los teléfonos móviles hacen de nuestros hijos e hijas personas cada vez más sedentarias, además de favorecer su socialización, conociendo a nuevos amigos y amigas y experimentando nuevas sensaciones.
Un papel fundamental en estas actividades lo tienen las monitoras y monitores a los que encargamos el cuidado de nuestros hijos. Hay que recordarles que a estas actividades se va a pasarlo bien, a disfrutar del buen tiempo, a reír y a aprender, más allá de que el tiro, la brazada o el saque salgan mejor o peor. Por eso deben ser pacientes, tomar el aprendizaje con tranquilidad y hacer que los menores se sientan a gusto en las clases y sientan que volver a madrugar y dejar los videojuegos merece la pena. Además pueden aprovechar para inculcar en los niños hábitos saludables, como los desayunos a base de frutas, o incitarlos a la lectura, algo que siempre es conveniente.