Revista Diario

¡Vacaciones! (y el relativo concepto de ocio)

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
¡Vacaciones! (y el relativo concepto de ocio)
Por fin los astros se han alineado y, desde el viernes por la tarde, mi marido está disfrutando de todas las vacaciones que en 2010 le negaron: 15 días. Estamos disfrutando mucho, muchísimo, el primero el niño, que cada vez tiene una relación más estrecha con su padre y a estas alturas ya puedo decir que le echa de menos cuando no está y se pega a él como una lapa cuando le tiene cerca.
Eso sí, nuestras vacaciones (porque esto son vacaciones para todos) significan aprovechar el tiempo en todas esas cosas que de normal son muy difíciles o directamente imposibles de hacer, por lo que casi diría que el día a día es aún más agotador... con la salvedad de que la atención que requiere el peque podemos repartirla entre dos y las tareas más ingratas también. ¿O no?.
Mi marido tiene un curioso concepto del ocio... Eso pensando bien, claro. Ayer por la tarde, por ejemplo, se ejemplificaba muy bien cuál era su visión del tema. El bebito no durmió siesta después de comer (ya la había dormido en el coche por la mañana), por lo que la tarde se planteaba muuuuy larga. Nos fuimos turnando en periodos de una hora para estar con él, mientras el otro podía hacer lo que estimara oportuno. Mi marido dedicó su ocio a estar en el ordenador y ver la tele. Yo dediqué mi rato de ocio a poner dos lavadoras, una secadora, colocar el resto de la ropa y doblar la que estaba seca, sacar un lavavajillas, planificar la comida y la cena de hoy, fregar la cocina, pasar el trapo por el salón e imprimir dos fotos nuevas del bebito para sustituir las anteriores. Incluso para merendar me ofrecí a preparar tortitas americanas con batido natural de helado. Me faltó ocio para poder limpiar el baño a fondo, ¡qué cosas!.
¿Sentarme en el ordenador tranquilamente? ¿Leer el libro de Bésame Mucho, que lo tengo a medias? Directamente, ¿no hacer nada?. Eso debe ser que no forma parte de mi ocio, porque cuando me siento a hacer cosas de esas a veces me siento como si estuviera abusando del trato. Constantemente me interrumpe con preguntas del estilo: ¿le cambio los pañales? ¿baño a la perra? ¿le pongo Pocoyó? ¿qué le doy de merendar? ¿puede comer pistachos? ¿y chistorra? ¿dónde está su agua? ¿puede jugar con una cajita tuya que pone Dior? ¿me traes sus zapatillas? ¿y otra camiseta?... Lo clásico, vamos.
Así que ayer, mientras fregaba nuevamente la placa después de cenar le dije: me encanta lo relativo que es tu concepto del ocio. Menos mal que estas cosas nos las tomamos a risa y que ya nos conocemos de sobra... ¡Habrá que tomárselo con humor!.

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