Revista Coaching

Vacío

Por Joseluisp

Vacío

Pocas maniobras tienen un impacto tan demoledor sobre los profesionales como la trampa de la evitación. Dado que las personas nos alimentamos de reconocimiento, muchas personas encuentran en esta necesidad de reconocimiento una herramienta para controlar a sus semejantes, tanto en el dominio personal como en el dominio profesional.

Actitudes como la de reducir el contacto al mínimo o la de privar a alguien de atención pueden distorsionar proyectos, iniciativas o trabajos de evaluación y análisis. Las víctimas de este juego de poder, se perciben ignoradas y por ello se sienten atacadas en una de nuestras necesidades más básicas: el reconocimiento de los demás, pues recibir este reconocimiento es recibir una confirmación de nuestra propia existencia.

El juego de la evitación recurre a convertir a la víctima en un extraño a los ojos de los demás. La exclusión es más eficaz cuanto más importante es el puesto que ocupa la persona que la promueve, también cuando esta se practica en grupo. Suele desarrollarse con tanta sutileza, que cualquier observador externo sería incapaz de detectarla y lo consideraría una exageración por parte de la persona que se considera agredida. En un patrón fácil de encontrar, por ejemplo, en algunos procesos de fusiones o adquisiciones de empresas donde las personas que inician las primeras conversaciones se sienten en un territorio hostil donde se perciben como excluidos. También en aquellos departamentos que reciben la visita de personas externas y que son percibidas como una amenaza.

Cuando una persona se siente excluida, su respuesta emocional suele estar llena de ansiedad ante la sensación de sentirse ignorada y ante la exposición a mensajes y señales que le muestran que no es bienvenida. En las sesiones de coaching comunican su inseguridad, la continua búsqueda de errores propios que puedan explicar el comportamiento de evitación, así como la búsqueda de acciones que puedan romper ese muro de silencio que no han contribuido a crear, pues ya se había decidido antes del momento en que hiciera su aparición en el juego.

En algunas versiones del juego, el jugador no puede evitar a su víctima, sin embargo no renunciará a jugarlo desde los silencios, las miradas, las sonrisas, los códigos secretos o simplemente, cambiando de conversación cuando esta víctima aparece. También hay variaciones en las que el juego se desarrolla de forma abierta y explícita, invitando los jugadores a que los demás escojan un bando, y amenazando con el peligro a cualquier persona que hable con el otro o le brinde su reconocimiento. Existe una variación aún más retorcida del juego: la de colmar de atenciones a la víctima del juego. Dado que la verdadera inclusión reduce la formalidad, no hay nada tan sutil como el exceso de educación para comunicar que ese nivel de inclusión está vetado para el otro.

Donde hay evitación, hay fragmentación, porque el juego deja un rastro de esqueletos en el armario, de personas excluidas en el pasado que albergan una gran carga de resentimientos y frustraciones. La evolución del juego es previsible: relaciones tóxicas y futuras escaladas en el futuro. Porque donde existe la exclusión no existe la cooperación.

NOTAS

Puede conocer más sobre este juego de poder clásico en Territorial Games, está publicado por Annette Simmons en Amacom Books.

También puede encontrar bastante reveladoras las ideas de Claude Steiner sobre la Economía de Caricias y la Dictadura del Padre Crítico. Pruebe en el Corazon del Asunto, está publicado por Jeder.


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