Revista Belleza

Vacío existencial (de mi ropa)

Por Itwoman

Vuelve la pesadilla de cada temporada: el cambio de ropa. Da igual que sea de invierno a verano o viceversa, el caos es el mismo. Me entra pánico cuando llega este momento. Por varios motivos: la ropa es fea, no sé dónde ponerla y sobre todo ¡me queda pequeña!. Acabas pensando que era imposible que el otoño o la primavera anterior pudieras salir a la calle vestida con esos trapos.

Pero no es eso lo que me preocupa hoy, que ya hablé hace tiempo de lo mismo y no me quiero repetir.  Como ya os he dicho mil veces soy muy novelera, para todo. En el tema de guardar la ropa descubrí el envasado al vacío y fue como si se me hubiera presentado John Lennon a mitad de la noche a dictarme la letra de una canción: vi el cielo abierto y la solución a todos mis problemas.

Cuando descubrí este sistema (que me obligó hasta a comprarme una aspiradora nueva) pensé que empezaba una nueva vida, que ya nada sería igual….¡JA JA JA! No es igual, es peor, mucho peor.

Guardar la ropa da gusto. Eso de meter un montón, pero un montón, de ropa en una bolsa, enchufarle la aspiradora y ver como encoge, encoge, encoge hasta convertirse en un paquetito de cuarto y mitad de jamon york … es una gozada. Descubres que tus altillos pueden acoger más cantidad de ropa de la que pensabas y ¡te sobra sitio para las mantas!. Luego esos “paquetitos de jamón york” cogen cada uno una forma distinta y apilarlos lleva su esfuerzo. Pero claro, mis bolsas de vacio son del chino (de las que tienen aromas a rosa, que soy muy fina), tampoco puedo pedir más.

Queda todo muy recogido y ya puedes empezar la temporada dando vueltas por  zara y primark a intentar renovar el vestuario. Ea. A vivir.

Pero…. tachan tachan….el tiempo pasa (y no nos vamos poniendo viejos, diga lo que diga Pablo Milanés, vamos hombre) y hay que sacar los “paquetitos de jamón york”. Y los abres… y de repente hacen boooooooooommmm y sale un montón de ropa, arrugada, estrujada y como siempre fea y chica.

¡Qué locura! Ahora lo que ocupaba muy poquito ocupa mil veces más y hay que lavarlo y plancharlo y colocarlo y…. aaaaaahhhhhhhh. Un frenesí.

No sé, he estado pensando en este sistema y me empiezo a plantear dudas. Está claro que intentar envasar al vacío en la teoría está bien, pero en la práctica….ni mis nervios ni mi casa ni mi lavadora lo van a poder soportar.

A ver si inventan un sistema para envasar al vacío a todos los trepas molestos que tengo alrededor y a muchos políticos, y me dejan a mi con mi sistema de cajas normal y corriente. Que tampoco tengo tanta ropa, ni tantas ganas de sufrir. Si es que no sé pa que me meto en ná.

vacio


Archivado en: Antes muerta que sencilla, Cosas de la vida, Home sweet home Tagged: cambio de ropa, envasar al vacio, espacio
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