La farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) anunció hace poco que Cervarix, su vacuna del papiloma humano, ha sido aprobada para su uso en China. Está incluida en el programa de vacunaciones y a comienzos de 2017 empezará a aplicarse. Esto ha llevado a un científico comprometido y muy conocedor de esta inmunización, el Dr. Sin Hang Lee, a escribir una carta abierta de preocupación para los gestores sanitarios chinos. En la vecina Japón, sin ir más lejos, hace ya dos años que su Gobierno decidió dejar de recomendar esta vacuna.
La población de China se compone de aproximadamente 143 millones de mujeres de entre nueve y 25 años. Si los fabricantes de vacunas -GSK y Sanofi, Pasteur MSD que produce Gardasil-pueden convencer al gobierno chino de vacunar a todas las mujeres en este grupo de edad contra el virus del papiloma humano (VPH), los ingresos generados podría ascender a más de 64.000 mil millones de dólares (utilizando el precio de las vacunas contra el VPH que se venden en Estados Unidos a razón de 150 dólares la dosis).
En China se pondrán tres dosis a través de un programa subvencionado con fondos públicos, fórmula propuesta por dos consultores pagados por los fabricantes de la vacuna.
Basta leer la declaración de conflictos de interés del estudio con el que se justifican: Population Effectiveness, Not Efficacy, Should Decide Who Gets Vaccinated Against Human Papillomavirus via Publicly Funded Programs.
En concreto, Philip E. Castillo y Fang-Hui Zhao, los científicos que han revisado los datos de seguridad de estas vacunas o han participado en los ensayos clínicos de las mismas realizados en China y lo han plasmado en ese estudio han sido pagados por Glaxo y Sanofi, Pasteur, MSD.
Desde Sanevax, una organización que tiene como objetivo que las vacunas se apliquen en función de su necesidad, eficacia y seguridad, comentan que
Esta cantidad asombrosa de dinero proporcionaría un enorme impacto económico. Pero la pregunta es ¿a qué costo?Esperamos realmente que las figuras políticas de alto nivel en China tomen nota de esto y empiecen a hacerse preguntas. Felicitamos al Dr. Lee por tener el valor de tratar de proteger a las mujeres jóvenes de China”.
El doctor Lee.
Y ¿qué les dice Lee a las autoridades chinas? Pues cosas muy contundentes como que NO hay evidencia científica de que las vacunas contra el VPH hayan demostrado su capacidad para prevenir un solo caso de cáncer de cuello de útero en todo el mundo.
Que para promover la vacuna de GSK usó el marketing del miedo al cáncer de cuello de útero para crear su mercado. Que debido a las diferencias genéticas entre la población de América del Sur, en las que se probaron, no deberían usarse en diversas etnias chinas.
Que hace ya tiempo que se conoce la eficacia y el bajo coste del cribado cervical o test de Papanicolau y que ello convierte en prescindible esta inmunización. Insiste además en que la vacunación contra el VPH no ofrece valor añadido a los programas de cribado de cáncer de cuello uterino existentes.
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“A nivel mundial existen decenas de miles de reacciones adversas graves, incluyendo muertes, después de la vacunación contra el VPH”, explica el médico.
Llevamos tiempo advirtiendo que hay 352 posibles muertes por la vacuna del papiloma notificadas ante la Agencia Europea de Medicamentos y que NO se investigan.
Los fabricantes de estas vacunas, según este investigador, han utilizado de manera indebida en sus productos un adyuvante de aluminio para mejorar la inmunogenicidad de la vacuna (el propio Lee ha trabajado junto a otros colegas en ello para documentarlo).
También cuenta y es cierto que en los estudios de seguridad de las vacunas que contienen adyuvantes de aluminio se han usado de manera sistemática grupos control a los cuales en lugar de inyectarles una sustancia inerte como correspondería se les inyectaba un pseudo-placebo que contenía las mismas sales de aluminio que la vacuna, lo que provoca un claro sesgo en los resultados de esas pruebas.
Estas son algunas de las muchas irregularidades que rodean a una vacuna, que destaca entre todas las existentes por sus reacciones adversas graves, como así se ha documentado en numerosos países y que en Francia ha llevado a un tribunal médico a reconocer la causalidad entre su uso y daños al sistema inmune.
Resulta pues paradójico que China vaya a comenzar a vacunar a millones de chicas mientras su vecino Japón hace ya más de tres años que tras muchas deliberaciones, abiertas a todos los implicados incluidas farmacéuticas y sus víctimas, haya dejado de recomendar la vacuna del papiloma.
Enorme la actitud de este científico verdaderamente preocupado por la salud pública. Me recuerda a otros valientes que sin miedo al qué dirán los censores oficiales amamantados por los laboratorios no dudan en dar voz a la razón y muestran su escepticismo con esta inmunización, como desde España hace el catedrático de Salud Pública Carlos Álvarez-Dardet (entre otras personas de Ciencia).