El fin de semana pasado, el sábado 8 para ser más exactos, llevamos a nuestra bubu a que le pongan las vacunas que le correspondían para esa fecha, ya con un año y un mes le tocaba un refuerzo y la vacuna que prevé la hepatitis A. Nosotros de lo más normal, pensando que no íbamos a demorar mucho salimos hacia la clínica Javier Prado bordeando el medio día, aprovechando mis últimos días de descanso medico aprovechamos el buen clima, una buena excusa para estirar las piernas.
Para empezar yo no sabía que habían mudado el local de vacunación, por lo visto a un lugar más grande y con más consultorios, el anterior solo tenía un consultorio y no había mucho espacio para esperar tu turno. Este nuevo local es solamente para vacunación, tiene tres consultorios y un área de espera para albergar cerca de 30 o 40 niños, obviamente con sus padres. Teniendo en cuenta que cada bebé va con por lo menos un padre y hay otros que van con media familia, ese día debieron haber fácil unas 100 personas que constantemente entraban y salían, habían dos colas, una para que tomen tus datos, los datos del bebé. El seguro con el que cuentas y si las vacunas son las del estado son gratuitas pero si no están cubiertas tienes que pagarla. Nosotros ya sabíamos que la vacuna para la hepatitis se compraba, esta vacuna nos costó como 84 soles, valor que ya conocíamos de antemano.
Lo bueno de este nuevo lugar es que ahora ellos mismos te venden las vacunas que no están cubiertas por el seguro, antes tenían que generar una orden y tu tenías que cruzar la calle y entrar a la farmacia de la clínica a comprar el medicamento, esa es una gran ayuda, te evitas perder el tiempo haciendo una cola más en otro lado. El problema grave es la cola, para hacer la inscripción de los datos de la bubu teníamos que sacar un ticket con un número, me toco el B-26 y la cuenta de atención creo que estaba en A-80, faltaban como 50 personas antes de nosotros para poder hacer ese primer trámite.
El local estaba abarrotado de gente, niños y niñas de todas las edades correteando por todos lados, algunos en brazos, durmiendo y otros haciendo de las suyas con los juguetes que estaban a disposición, era una pugna eterna entre las criaturas, todos quería el mismo juguete a la misma vez. Dejando ese tema de lado, tuvimos que esperar como 1 hora aproximadamente para poder hacer el primer trámite, luego de eso te asignaban un nuevo número, este número era para la segunda cola, para que puedan llamarte para que se realice la vacunación. Ahí si hubo más problemas, la gente que a pesar de tener un número asignado y que estaban llamando en orden trataba de averiguar por qué tanta demora. La razón era porque varias familias habían obtenido su número y viendo la velocidad con la que llamaban a los pacientes aprovecharon en salir e ir a hacer otras cosas, calculando más o menos la hora en que los iban a llamar. Hay gente tan conchuda que llegaba como si nada con un número mucho menor y los dejaban pasar, a pesar de que ese número había sido llamado como dos horas antes. Yo tenía el P-109 y habían hecho entrar al P-25, ni hablar.
La organización de este nuevo local estaba por las patas de los caballos, no se respetaba el orden numérico de las vacunaciones, no había un supervisor que pusiera orden y por lo que pude ver no tenían ningún criterio al llamar a los pacientes, fácilmente yo hubiera hecho lo mismo, salir con mi número, ir a hacer otras cosas y regresar, al ver que llamaban a un número mucho mayor podría haberme acercado y decirle a la enfermera que me disculpe pero que no había escuchado la llamada y listo, me dejan entrar en el momento que llegaba, mientras las demás personas, estaban esperando desde el medio día para vacunar a sus pequeños.
Nunca había visto a tantos niños juntos, de todas las edades, de diferentes características físicas, algunos solo con la mamá, otros con ambos padres y habían otros con padres, abuelos, tíos y amigos, por esa razón en la sala de espera no entraba ni un alfiler. Con tanta espera, mi hija se durmió, para tristeza nuestra porque cuando nos llamaron para ponerle sus vacunas la hicieron despertar con las agujas, ella salto de un susto y empezó a llorar a mares, nunca me voy a olvidar de ese llanto, tenemos que ser fuertes por y para ellos, los bebés sienten lo que sucede a su alrededor y se dan cuenta cuanto uno está bien o mal.
Al final terminamos saliendo de este lugar cerca de las dos de la tarde y media, con un hambre bárbaro, pero más nos preocupaba la bubu, a ella le habíamos llevado sus gerbers, agua y jugo de fruta, pero igual eso no era un almuerzo propiamente dicho así que a esa hora después de la vacuna, su llanto era en parte por el hambre que tenía. Salimos lo mas rápido posible y paramos en el camino para comprar algo de almuerzo, ya no había tiempo para cocinar, así que a comprar un pollo a la brasa, es lo más rápido a la hora de comprar y a nuestra hija le encanta.
Nuestras visitas al centro de vacunación han terminado por este año, las siguientes son en Marzo y Mayo del próximo año, así que podemos estar tranquilos, solo hay que esperar a que lleguen los días indicados y que haya vacunas en stock en esas fechas.