El Consejo General de Colegios de Enfermería de España es de los más activos en intentar “imponer” la vacuna de la gripe a los profesionales sanitarios. Su presidente, Máximo González Jurado, lleva tiempo promocionando esta medida. Por ello, recibió en su día un premio acíbar (amargo) de disease mongering o tráfico de enfermedades, concedido por la Plataforma No Gracias de sanitarios por la ética y la transparencia y Farmacríticxs, de estudiantes de Medicina y Farmacia.
No estaría mal que primero “impusiera” algo más sencillo y eficaz como es el simple lavado de manos antes y después de atender a un paciente, algo que parece imposible de lograr, a tenor de lo que nos cuentan algunos profesionales sanitarios. La campaña provacunación contra la gripe del presidente de los Colegios de Enfermería atenta directamente contra la ciencia y contra la ética. Muchos profesionales sanitarios conocen por la Biblioteca Cochrane la falta de eficacia y efectividad de la vacuna contra la gripe. Saben que la vacunación no impide ni disminuye la transmisión del virus. El British Medical Journal ha insistido hace poco en la falta de fundamento científico de la vacunación contra la gripe.
Una de las claves del éxito de la campaña que los profesionales sanitarios desarrollaron en España para denunciar que la de la gripe A era una falsa pandemia y que había que llamar a la calma, fue que la mayor parte decidieron NO vacunarse contra la gripe.
Ello supuso para buena parte de la población un espaldarazo a sus observaciones sobre la manipulación de la realidad en favor de ciertos intereses privados deseosos de vender vacunas y antivirales (lo consiguieron pero el precio pagado en pérdida de credibilidad y en mala imagen se ha revelado demasiado alto). Esto no gustó en las “alturas”. Por ello, como casi, siempre, son los laboratorios fabricantes de vacunas los que están detrás de las campañas que desarrollan numerosas sociedades que se denominan científicas para promover vacunaciones cuestionadas.
Estos intentos de imposición de la vacuna de la gripe no son aislados. En Argentina se implantó hace tiempo la vacunación gratuita y obligatoria contra el virus del papiloma humano. El Ministro de Salud justificó la medida por su efecto sobre la mortalidad. Nadie lo ha demostrado, pero el ministro, Juan Manzur, no tiene dudas:
Con la vacunación gratuita y obligatoria [contra el virus del papiloma humano] de las niñas de 11 años se evitarán muchas muertes, dijo.
Así que podemos calificar de imposición anticientífica la de estas vacunas, quizá las dos que más están consiguiendo que crezca entre la población la crítica a las vacunaciones masivas y realizadas por sistema.