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VadeReto junio 2024: La adivina que no quería serlo.

Publicado el 05 junio 2024 por Fotograrteblog @fotograrte
VadeReto junio 2024: La adivina que no quería serlo.

Este relato se presenta al VadeReto de junio de 2024 y espero que (este sí), cumpla con los requisitos que se señalan aquí.

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El detective enfiló la última parte de la feria con dificultad, porque aún mucha gente estaba allí, unos por curiosidad y otros por la propia diversión. El alcalde no había querido que las atracciones parasen, a pesar del asesinato del magnate de las comunicaciones en otra parte de aquella ciudad de veraneo. Sin embargo, al final de la feria estaba la caseta de la adivina, Madame Jules, que, ante todos los presentes, la noche anterior había predicho el luctuoso resultado. Eso sí, lo había hecho mientras estaba en trance, algo que, como sabía bien el detective, recién ascendido a inspector, podía fingirse fácilmente. Por eso, necesitaba hablar con ella y a ser posible dentro de la destartalada caravana en la que leía la buenaventura: era curioso porque sus predicciones con la bola de cristal o con las cartas no atinaban casi nunca y provocaban más hilaridad que otra cosa.

Por fin, abriéndose paso con dificultad entre la gente que aún se apelotonaba por allí, llegó a la caravana en la que había un letrero luminoso en colores chillones que decía "Madame Jules te lee el porvenir". Tiró del cordón (de colores aún más chillones que el luminoso, pensó el inspector) de la campanita y se oyó una voz asustada que decía:

- ¿Quién es?

Él dijo su nombre y la puerta se abrió de forma automática. Sus ojos tuvieron que acostumbrarse a la penumbra del interior y, cuando empezó a ver, pudo comprobar que el interior era mucho más agradable que lo que el exterior hacía presagiar. La mujer le señaló una silla al otro lado de la camilla con falda de terciopelo granate donde ella estaba sentada. En el medio de la mesa había una vela que daba una claridad extraña a la habitación. Y, justo en el lado más próximo a la mujer, había una bola de cristal.

Fue a preguntarle que había pasado pero ella se adelantó:

- Detective, no sé lo que dije. Desde hace años, me niego a estar en grandes aglomeraciones porque siempre que alguien me roza, le veo muriendo. Sin embargo, el trance hace que sepa que efectivamente lo he visto muriendo, pero no puedo recordar nada de lo que he visto: ni dónde, ni cuándo ni por qué. Es una sensación muy poco agradable. Pues bien, el otro día necesité salir fuera de esta caravana que me da seguridad y ese señor me rozó. No me acuerdo de más, salvo de que le vi cómo moría, pero no le puedo decir más. Tampoco sé lo que dije. 

- Entonces, no sabe lo que va a pasar con nadie salvo en esos momentos...

- No, sé que soy el chiste de la feria, pero es mucho mejor eso que saber cuándo va  morir la gente y decírselo, sin saber lo que se está diciendo.

- Pero usted dice ser adivina...

- No, yo sólo digo que leo el porvenir, pero tengo mucho cuidado en no rozar a ningún cliente. No quiero pasar por eso: es muy desagradable para mí. De hecho, al principio sí lo hacía y entonces les empecé a ver muriendo y...

Sin querer, había rozado el pie del agente: los ojos se le pusieron en blanco y su voz cambió haciéndose ronca:

- Señor detective, tenga cuidado con su nuevo vecino. Aunque parezca un agradable jardinero, lo matará a la tercera noche contando desde hoy, cuando regrese usted del trabajo.

De repente, pareció extenuada por el esfuerzo y se desmayó encima de la mesa. Su cara no impactó contra la bola de cristal porque el inspector, previendo el movimiento, la había retirado de su lado.

Marcó entonces un número en el móvil y en menos de 10 segundos, se oyeron unos golpecitos en la puerta. Se levantó y la abrió diciendo al joven delgado, con traje y gafas que entró:

- Toda suya, doctor.

Su idea era encontrar que la mujer fingía pero cada vez le parecía más que alguien había cumplido la predicción de la mujer. No parecía estar mintiendo sobre lo que veía (o se imaginaba) en aquella especie de trance. Simplemente era algo inexplicable, como lo que acababa de pasar mientras hablaba con ella. Eso sí, por si acaso, investigaría un poco más a su vecino...


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