Este relato lo escribo para el VadeReto de este mes de mayo, donde están sus condiciones. Advierto que nunca he tenido un hamster por lo que no hay nadie que haya estado en una situación semejante ni hay coincidencia alguna con ninguno de los personajes de la historia en mi entorno: vamos, cualquier parecido con la realidad no es que sea pura coincidencia, es que no existe. 😁📖 La historia comienza un día de mi cumpleaños...
Cuando aún iba al colegio, uno de mis primos me regaló un hamster. Yo le había dicho que el animal en cuestión no me gustaba nada, me daba un poco de asco, pero él, en parte para cubrir el expediente de mi regalo de cumpleaños y en parte para chincharme, me regaló, antes de la fecha, uno que habíamos visto en un escaparate de una tienda de animales. Era el comienzo del boom de estos animalitos como mascotas, al menos en mi entorno, y me acabó convenciendo para que no lo llevara a la protectora de animales.
Los roedores en general no me gustan, pero este hamster en concreto tenía una expresión extraña o, al menos, a mí me lo había parecido desde la primera vez que lo había visto. Mi primo, que me llevaba años, era ya casi adolescente, mientras que yo acababa de empezar el colegio "de mayores" , así que imagino que algo de "voy a enseñarle todo lo que yo sé a esta niña pequeña" también había. Sí es cierto que, después, el incansable correr del animal en su ruedecita me hacía gracia, aunque no como para quitarme de la cabeza la mirada tan peculiar que tenía aquel pequeño animal.
Como era mi cumpleaños, vinieron unas amigas con las que jugaba en el parque a la goma y a la cuerda a mi casa y, al contrario que a mí, les entusiasmó el animal. Una de ellas, que hubiera sido calificada de "todóloga" por algún usuario de las redes sociales, me intentó convencer de la necesidad de darle un trozo de jamón al animal, porque "con tanto ejercicio, va a adelgazar demasiado y necesita proteínas que me lo ha dicho mi madre". Si tengo pánico a algo desde que nací, es a esos especímenes que tratan de decirte siempre que tú lo haces mal todo y ellos sí que saben... aún peor que una carretera con curva y su niña en invierno...
Le dije que no sabía si se le podían dar cosas ajenas a su dieta y que, en cualquier caso, se lo tenía que preguntar a mis padres. Pensé que la había convencido, aunque en el fondo desconfiaba de que hubiera sido así, lo que, mirando atrás, no sé si se debía a mi natural inseguridad por mi escasa edad o simplemente a que la conocía y sabía que las ideas de bombero siempre habían sido lo suyo.
A los pocos días, se volvieron a presentar con la excusa de ver al pobre animal, pero, sin que yo lo viera, le dio un trozo de jamón en polvo, que aún hoy no puedo entender cómo había conseguido. La realidad es que no me enteré de lo que había hecho hasta que, temblando, me señaló a una masa de distintos tonos de beige que, por fuera de la ventana de mi cuarto, iba destrozando coches, casas y todo lo que se interponía en su camino. Entonces, la oí que chillaba:
- Si sólo le di tres cachitos de jamón...
Entonces, el hamster se volvió, como sabiendo de dónde había salido y una y otra vez sólo puedo recordar sus ojos, de los que salieron dos láseres y que yo, asustada, me tiré al suelo, agarrada a la puerta, mientras todo a mi alrededor se hacía trizas cuando el edificio colapsó como un flan tembloroso.
Lo siguiente que recuerdo es despertarme en la habitación de un hospital, mientras oía que alguien decía:
- La pesadilla ha terminado: el monstruo ha sido abatido.
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VadeReto mayo 2024: Los hamsters no comen jamón
Publicado el 31 mayo 2024 por Fotograrteblog @fotograrteTambién podría interesarte :