Revista Sociedad

Valemos tanto como gasto provocamos

Publicado el 05 junio 2010 por Eko
Un día, de repente, en algún despacho, un ministro de algún gobierno, se puso a mirar las cuentas del Estado y comprobó que el gasto debido a las enfermedades que provocaba el tabaco, era superior a los ingresos que se recaudaba por los impuestos con que se cargaba. Así que llego a la brillante deducción de que el tabaco mata. La lucidez que de repente sufrió el personaje pareció iluminar al resto del mundo, y todos se pusieron manos a la obra; el tabaco debía ser erradicado de la sociedad. Desde entonces, las campañas anti-tabaco y las restricciones a su consumo se han ido incrementando con el tiempo.prohibido fumarQue el tabaco mata, era algo que se sabia mucho antes de que comenzara la guerra contra su erradicación, pese a los informes "científicos" que las tabacaleras ponían encima de la mesa, intentando demostrar que no tenia relación con el incremento del cáncer de pulmón y garganta. Pero los gobiernos sólo se pusieron manos a la obra cuando comprobaron el descuadre de sus cuentas. Lo que me lleva a la cuestión de si los gobiernos de verdad se preocupan por sus ciudadanos o por su estado de cuentas. El tabaquismo cuesta al sistema sanitario más de 5.000 millones de euros al año, cantidad nada desdeñable cuando estamos viendo los recortes que esta haciendo el gobierno para solventar la crisis. De todas formas muchos pensaran que el motivo no es económico sino de salud, y aunque es una realidad incuestionable que el tabaco ejerce una influencia fatal en nuestra salud, no es menos incuestionable que otros factores influyen en el aumento del cáncer en las sociedades modernas, y sin embargo no son contrarrestados con la misma vehemencia. Un ejemplo lo tenemos en un estudio realizado por la Universidad de Liverpool, que alerta de que los riesgos de contraer cáncer por efecto de la contaminación ambiental son mayores de lo que se pensaba hasta ahora, particularmente en los casos de cáncer de pecho, testículos y próstata. Nos advierte especialmente de los llamados organoclorinos, que se encuentran en los pesticidas utilizados en las cosechas y en los plásticos. Afectan especialmente a niños, jóvenes y bebés: su desarrollo puede verse afectado incluso desde el vientre materno y durante la lactancia (la leche materna lleva los contaminantes), por lo que pueden nacer con una tendencia inusual al desarrollo del cáncer a lo largo de su vida. Esta claro que hasta que las enfermedades que causa la contaminación ambiental no supere en gasto a los ingresos de la sociedad capitalista y los gobiernos, no se hará nada en serio para erradicarlos. Mientras tanto seguiremos sufriendo cáncer de todo tipo, lejos del provocado por el tabaquismo, amparado en una hipócrita cuenta de resultados económicos.
Tengo serias dudas de que nuestro gobierno ni ningún otro tenga interés real de eliminar el consumo del tabaco. Estoy más por la creencia de que su único interés radica en equilibrar las cuentas y que los gastos no superen a los ingresos, más cuando aun existen zonas en nuestro país con una importante dependencia del cultivo de tan adictivo y fatal producto, convirtiéndonos en el tercer país cultivador de tabaco de la Comunidad Europea, con cerca 25.000 familias que viven directa o indirectamente de este negocio y que, paradójicamente, han estado recibiendo subvenciones por parte de la UE. Las subvenciones no vienen para que haya un cambio de modelo económico en la zona e ir abandonando la producción de tabaco, sino porque el cultivo no es del todo rentable y lo que se busca es que los empleos no se pierdan. Supuestamente a partir de este año 2010, las subvenciones se reducirán un 50% y se barajó que sean las propias arcas del Estado las que aporten el dinero necesario para hacer rentable el cultivo y que después esos fondos se recuperen a través de las inversiones europeas en desarrollo rural. Así que el tabaco cuesta dinero al estado y los ciudadanos por partida doble.
Al final, nuestra vida vale tanto como el gasto que supongamos en el erario público. Todos aquellos males que no supongan un gasto a los gobiernos, no suponen un problema real, pese a las historias particulares que hablan del dramatismos de muchas circunstancias.

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