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Valentina Tereshkova, primera cosmonauta

Publicado el 08 octubre 2021 por Desequilibros
La Unión Soviética incluyó casi desde el principio a mujeres entre el cuerpo de cosmonautas. Y Tereshkova fue seleccionada junto a otras cuatro compañeras en febrero de1962 entre más de cuatrocientas candidatas. Solo Valentina voló. Era el 16 de junio de 1963.
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Valentina Tereshkova, primera cosmonautaEl campo de batalla de la guerra fría que sostuvieron norteamericanos y soviéticos después de la Segunda Guerra Mundial alcanzó a todos los ámbitos, mucho más allá de lo estrictamente político o militar. Cualquier iniciativa se definía no solo por el beneficio que aportaba al país sino además por oposición al enemigo. Y la conquista del espacio no fue ajena a esta rivalidad. Solo así se entiende que se duplicaran los ingentes recursos materiales y humanos que supuso la carrera espacial en vez de aunar esfuerzos en aras del beneficio y desarrollo común: ¡eso sí que habría sido ciencia ficción! 
Esta dualidad se extendió incluso al nombre para referirse a los tripulantes de las naves que habían de salir al espacio. Los norteamericanos usaron siembre el término “astronauta”; los soviéticos el de, en nuestra opinión más sugerente, “cosmonauta”. Las raíces “astro-“ y “cosmo-“ no ofrecen problemas de interpretación; la terminación –nauta viene del griego y significa “navegante”. Así que son navegantes de los astros o navegantes del cosmos. En todo caso son términos equivalentes aunque tanto unos como otros les aplicaron siempre un matiz nacionalista. (A su curiosidad dejamos a los argonautas). 
Valentina Tereshkova en el espacioEl papel de la mujer en esta carrera no fue menos relevante por escaso y poco reconocido; las “calculadoras de la NASA”, de las que hablamos en la primera entrega de Ni tontas ni locas, desempeñaron un papel fundamental en todo el proceso en el “bando” norteamericano, a pesar de las dificultades que tuvieron que superar por ser mujeres y afroamericanas. La novela Figuras ocultas de Margot Lee Shetterly y la posterior adaptación cinematográfica de 2016 terminaron por rendirles el reconocimiento que mereció su aportación al éxito del compromiso de “llevar un hombre a la Luna y traerlo sano y salvo a la Tierra”. Al menos los planes, protagonistas, presupuestos y proyectos eran públicos y sometidos al escrutinio político, popular y mediático. 
Sputnik 1. Primer satélite lanzado el 4 de octubre de 1957El lado soviético, por su parte, fue opaco en todo: el apagón informativo era absoluto. Pero siempre llevó la delantera en esa carrera: suyo fue el primer satélite, el Sputnik 1; y el segundo, el Sputnik 2, que además transportaba al primer ser vivo, la perrita Laika; el primer ser humano en el espacio fue soviético, Yuri Gagarin; y, en realidad, también el segundo, German Titov, porque el vuelo de Alan Shepard, aunque anterior al de Titov, fue suborbital; el soviético Alexei Leonov protagonizó el primer paseo espacial; y soviética fue la primera mujer en el espacio: Valentina Tereshkova. 
Era el 16 de junio de 1963


Hubo que esperar 19 años para ver a la segunda mujer en el espacio, la también soviética Svetlana Savitskayay 20 para que Sally Ride se convirtiera en la primera norteamericana en volar al espacio, ya en la era del transbordador espacial. 
La Unión Soviética incluyó casi desde el principio a mujeres entre el cuerpo de cosmonautas. Y Tereshkova fue seleccionada junto a otras cuatro compañeras en febrero de1962 entre más de cuatrocientas candidatas. Solo Valentina voló. Los Estados Unidos no comenzaron con la selección sistemática de mujeres hasta finales de la década de los 70. Las razones que justifican esta discrepancia son complejas aunque se pueden resumir de forma sencilla, aún a riesgo de simplificar demasiado: en los Estados Unidos de los 50 y primeros 60, la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres apenas esbozaba su silueta en un lejano horizonte; en cambio, en el sistema comunista soviético esa igualdad siempre fue tenida y exhibida como real, aunque estuviera trufada del inequívoco toque propagandístico, tan propio de este tipo de regímenes. 

Valentina Tereshkova. Foto Getty images

Valentina Tereshkova. Foto Getty images

Valentina nació en 1937 y era de origen proletario: su madre, trabajadora de una fábrica textil y su padre, tractorista, fue héroe de guerra que murió en la llamada Guerra de Invierno, cuando la Unión Soviética invadió Finlandia en 1939, al poco de comenzar la Segunda Guerra Mundial. 
Comenzó a ir la escuela con 8 años pero la abandonó con 16 para seguir los pasos laborales de su madre. Antes de los veinte ya estaba muy interesada en el paracaidismo y realizó su primer salto con 22. A los 24 dejó la fábrica para comenzar su carrera dentro del organigrama del Partido Comunista. 
Estos dos factores, el origen obrero, muy útil para el populismo del régimen, y sus habilidades paracaidistas resultaron definitivas en su proceso de selección. No en vano, la reentrada de aquellas primeras naves soviéticas incluía que el piloto saltara en paracaídas porque el sistema de aterrizaje todavía no estaba desarrollado. Su formación fue muy exhaustiva y el hecho de que no perteneciera al ejército la convierte de hecho en la primera persona civil en volar a espacio. Tenía 26 años. 
"¡Oye Cielo, prepárate, allá voy!”; o “Ey cielo, quítate el sombrero” (según dónde lo lean) fueron sus palabras antes del despegue de su nave, la Vostok 6. El vuelo distó mucho de ser perfecto. Fueron tres días y cuarenta y ocho vueltas a la Tierra en los que sufrió constantes náuseas, vómitos, jaquecas y dolor de cuello debido a la envergadura del casco. A pesar de ello realizó todas funciones previstas de forma correcta, aunque también tuvo que sufrir algunos problemas técnicos, como el insignificante detalle de que la nave estaba programada para alejarse de la Tierra, no para regresar. Simultáneamente se lanzó también la Vostok 5 y ambas naves realizaron una aproximación en el espacio de apenas 5 kilómetros, todo un hito en el momento. Los dos comandantes hablaron entre sí y Tereshkova llegó a mantener una conversación con el propio Nikita Jrushchov, a la sazón el máximo dirigente de la Unión Soviética. 
Valentina Tereshkova con la antorcha de Juegos Olímpicos de Sochi 2014Tras su vuelo se graduó en ingeniería espacial y se dedicó a su carrera política. Fue portadora de la bandera olímpica en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 que se celebraron en la localidad rusa de Sochi. En el 50 aniversario de su vuelo expresó su disposición de formar parte de un eventual viaje a Marte: 
"Marte es mi planeta favorito. Lo más probable es que los primeros vuelos a Marte sean sólo de ida, esa es mi opinión. Yo estoy dispuesta, pero lamentablemente esto no ocurrirá pronto” 

¿Por qué solo voló ella de las cinco primeras mujeres seleccionadas en el programa y tuvieron que pasar 19 años para ver a la segunda cosmonauta en el espacio?: 
"El sueño de Serguéi Koroliov (el padre de la cosmonáutica soviética) era lanzar una tripulación femenina y comenzamos la instrucción. Pero, lamentablemente, él se fue. Vino otra persona con otros puntos de vista", 

“Chaika” (gaviota) fue el nombre que utilizó Tereshkova como código de identificación en las comunicaciones durante su vuelo espacial.
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Las Naciones Unidas declararon la semana entre el 6 y el 10 de octubre como la Semana Mundial del Espacio para celebrar cada año las contribuciones de la ciencia y la tecnología espaciales a la mejora de la condición humana. 
El tema para 2021 de la Semana Mundial del Espacio es "Las mujeres en el espacio."
---Valentina Tereshkova, primera cosmonauta
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Javier SanzRafael Ballesteros DíazNi tontas ni locas. Cuando anónimo era sinónimo de mujer Ed. Oberon 2018

Prólogo de Elisenda Roca, Olga Viza, Estrella Montolío y Rosa María Calaf.
Ilustraciones de Xurxo Vazquez
• Javier SanzRafael Ballesteros Díaz; Vuelve ni tontas ni locas. Mujeres sin preposición Ed. Oberon 2020
Prólogo de Ana Milán
Portada de Xurxo Vazquez

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