Por Fernando Criollo
(Publicada originalmente en diario El Comercio, Quito, el 11 de agosto de 2017)
El futuro de la ciudad de los mil planetas está en manos de dos agentes especiales. Foto: Outnow.ch.
Alimentada por la imaginación de Luc Beson, ‘Valerian y la ciudad de los mil planetas’ aterriza en la cartelera como una obra de ciencia ficción, que deslumbra por su capacidad creativa, aunque el argumento se estanca en sus interpretaciones.
Basada en las historietas ‘Valerian and Laurine’, publicadas por primera vez en 1967, Beson escribe y dirige una futurista aventura intergaláctica que se desarrolla en el siglo XXVIII, con Dane Dehaan y Cara Delevingne en el protagónico.
Actores jóvenes que siguen sumando horas de experiencia, ahora como Valerian y Laurine, dos agentes especiales que, pese a su efectividad en las misiones de campo, mantienen una relación en apariencia incompatible a partir de sus personalidades opuestas, pero en la que se percibe cierta tensión romántica.
Beson regresa al espacio 20 años después de haber filmado ‘El quinto elemento’, pero con la ventaja de tener al alcance la tecnología que le ha permitido crear un universo cinematográfico capaz de ofrecer una experiencia sensorial única.
La historia transcurre entre planetas de paisajes oníricos, impactantes mundos subterráneos y distópicos parajes desiertos, por los cuales circula una serie de exóticos seres extraterrestres.
La aventura se centra en Alpha, una metrópoli espacial conocida como la ‘Ciudad de los mil planetas’, amenazada por una oscura fuerza. Mientras, Valerian y Laurine deberán poner a prueba su lealtad y sus principios para mantener la convivencia pacífica en el universo, el espectador será parte de un emocionante viaje multidimensional.
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