Juan Carlos Valerón ha jugado su partido 300 en Liga con el Deportivo de la Coruña el mismo día en el que se cumple el 50 aniversario de la publicación de la primera canción de ‘The Beatles’. ‘Love me do’, una sintonía al amor que bien podría ilustrar el affaire del canario con su actual equipo.
Trece temporadas de fiel matrimonio lleva Valerón ligado al Deportivo. Llegó en verano del año 2000 procedente del Atlético de Madrid En total suma ya 383 partidos, sumando Copa y competiciones europeas, defendiendo los colores de su ‘SuperDepor’.
A nadie se le escapa que Juan Carlos Valerón es uno de los futbolistas más grandes que ha nacido en el fútbol español. Quizá el primero que mimó la pelota con magia, que maravilló en todos los estadios y que consiguió que se le despidiera en pie incluso cuando jugaba lejos de Riazor. Referencia internacional, creador de la escuela de toque de la que han aprendido Iniesta, Xavi o Alonso.
En Coruña ha celebrado una Copa del Rey (temporada 2001-2002) y 2 Supercopas de España (2000 y 2002). Pero también ha llorado un descenso (temporada 2010-2011). “El descenso duele más que las lesiones, porque sufre mucha gente”, contesta siempre el mago de Arguineguín cuando se le pregunta qué es peor.
Y eso que estuvo casi dos años en el dique seco por culpa de su maltrecha rodilla izquierda. Incluso se especuló con que podría decir adiós al fútbol profesional, porque nunca volvería a ser el que fue. Pero ha sabido reponerse y demostrar que ha olvidado la rotura del ligamento cruzado anterior que sufrió en 2006, de la que recayó nada más recuperarse y de la que se resintió nuevamente a comienzos de 2007.
Su toque y su visión de juego siguen intactos. Por él parece que no le pesan sus 37 años, siempre se ha cuidado y ha sido profesional dentro y fuera de los terrenos de juego. Sus compañeros , incluso, llegaron a pedir reconocimientos para él. “Valerón debería haber ganado el Balón de Oro”, declaró su compañero Víctor. Otro icono del deportivismo, Fran, confesó que “desde el primer entrenamiento se veía que era un futbolista diferente”. Con Irureta en el banquillo disfrutó sus mejores años de fútbol. “Vino a competir con Djalminha, pero se ganó el cariño de todos”, aseguró el entrenador vasco. Caparrós vivió la peor etapa del canario, los años de sus lesiones, y aún así convivió lo suficiente como para decir que “en el vestuario llevaba la capitanía, no sólo el brazalete, y se notaba en la moral de todos”.
Oltra confió en él para regresar a Primera, y la apuesta resultó ganadora. “Aquí gusta el buen fútbol, sería difícil entender otra cosa cuando el hombre fuerte de la plantilla es Valerón. Apostamos por un hombre que ha demostrado que le gusta el buen fútbol”, dice su actual entrenador. Y hasta cuando él quiera. De momento tiene contrato en vigor sólo para este año.
A Valerón le dolió tanto el descenso como le alegró el ascenso. “Ha sido el día más feliz de mi vida”, expresó exultante entonces. ‘El Flaco’ sonreía como el enfermo que acaba de recuperarse de una grave enfermedad. Sin embargo, hay algo de lo que no se puede curar, su profundo amor por el Deportivo de la Coruña. Fiel confianza demostrada con el año que guio el barco en Segunda División. Como un matrimonio eternamente enamorado, como si en un melancólico día sonara ‘Love me do’ de los Beatles en bucle hasta que pasaran otros 50 años.