Cinta épica repleta de silencios, simbolismos y estallidos hiperviolentos en un medievo salvaje e inhóspito que la convierten en un plato no apto para todos los paladares. Algunos la veneran por su intensa fuerza visual, y otros la detestan por lenta y críptica, nosotros nos situamos en medio de ambos extremos, nos cautiva su poder hipnótico y subyugante a la vez que reconocemos un exceso de parsimonia entre el inicio explosivo y el final a lo alegoría mitológica. En cualquier caso, reunió en 2009 a dos talentos que ahora se hallan en plena efervescencia, el director Nicolas Winding Refn y el actor Mads Mikkelsen, y aunque solo sea por eso merece apreciarla en su justa medida.