Revista Empresa
Cualquiera que tenga niños pequeños sabe que durante una temporada está condenado a ver las mismas películas de dibujos una y otra vez. Como también es mi caso, después de ver unas cuantas veces Valiant (2005) pensé aprovechar su argumento para reflexionar sobre cuestiones muy actuales en el mundo profesional. La historia trata de un pequeño pichón llamado Valiant cuyo sueño es pertenecer al cuerpo de élite de las palomas mensajeras que sirven como correos para el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. A priori Valiant juega con muchos factores en su contra, es un pajarito bastante debilucho y enclenque, por el que nadie de su entorno da un duro. No obstante, Valiant tiene claro su objetivo, él quiere ser aviador, él sabe que puede hacerlo y lo demás le da igual. Consigue ser admitido en la elite del ejército británico. Sin la preparación adecuada, Valiant y su equipo, deberán enfrentarse al desafío de llegar hasta las líneas aliadas, salvando multitud de dificultades y entregar el mensaje que puede cambiar el destino de la guerra. ¿Qué hay de actual en un argumento que tiene su origen en el final de la Segunda Guerra Mundial? Pues que se desarrolla en medio de una gravísima crisis mundial, donde el tesón, la superación de uno mismo, el trabajo, la determinación y la ilusión de unos pocos hacen posible la consecución de los más complicados obstáculos. Volviendo a la película, ¿quién hubiera apostado a que Valiant (aquel pajarito enclenque que os comentaba) iba a conseguir derrotar al temido halcón (vs prima de riesgo, vs déficit público, vs crisis de confianza en los mercados…) diez veces superior a él. Pues bien, una vez más la realidad supera a la ficción donde el valor de las actitudes, se imponen sobre las aptitudes, y resultan determinantes en el curso de la historia. ¿Cómo abordamos la Gestión de Personas en tiempos difíciles? La tendencia que estamos viviendo como sociedad apunta a que en momentos de contracción económica, las empresas empiezan a hacer recortes, aun cuando algunas compañías no estén mermando sus beneficios de una manera significativa los achaques de la crisis. Como comentaba con un gran colega hace unos meses, quizá no nos estamos haciendo la pregunta adecuada. Quizá no se trata de cómo puedo gastar menos o hacerme más pequeño, sino que cambiando el enfoque de la pregunta, consigamos un enfoque que aporte mayor valor. Si en vez de preguntarnos como recortar más, nos preguntamos que ¿Qué puedo hacer para ser más eficiente. Entonces el enfoque cambia. En este caso, a lo mejor la empresa tiene que pensar nuevas líneas de negocio, diversificar, exportar… Ello lleva ineludiblemente a apostar por la gente que se capaz de marcar la diferencia… Y para ello necesitamos tener las herramientas adecuadas para jugar una baza ganadora. Pero, ¿Cómo hacerlo? Ahora veremos algunas pistas: - No hacer salidas en base a criterios demográficos o de edad, sino en base al talento, el conocimiento, la actitud por asumir nuevos retos y la capacidad de aportar valor a la estrategia de la compañía. - No olvidarse de seguir seleccionando e identificando gente clave para la compañía en áreas estratégicas como I+D, Comercial o Comercio Exterior. - Nunca dejar de evaluar a los high potencials, para retenerlos hoy, porque si no se sienten cuidados hoy, cuando el temporal amaine se marcharán. - No dejar de apostar por una excelente gestión de competencias que permita tener evidencias de líderes positivos que generen confianza y compromiso en sus equipos. Albert Einstein en su momento ya decía "si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" Así que desde aquí rompo una lanza a favor de cambiar el ángulo desde el cual nos cuestionamos las cosas para así empezar a conseguir resultados diferentes a los que estamos teniendo como personas, como empresa, como sociedad, como país… como lo que queramos y decidamos ser.