Revista Educación

Valientes

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Me disponía hoy a escribir sobre lo que para mí, en estos momentos de mi vida y posiblemente sin ver más allá de mi nariz, es un acto heroico, valiente, arriesgado, si me permiten: traer hijos a este mundo, tal y como está el percal, aunque muchos queramos cerrar los ojos. Y no hablo de valentía por mi parte, la verdad, pues al fin y al cabo tengo una situación privilegiada, con una magnífica red familiar que me asiste en muchos momentos. Los valientes son aquellos hombres y mujeres, juntos o por separado, que deciden tener churumbeles sin apenas ayuda.

Pero hete aquí que la realidad suele fastidiarte tu titular, como quería impedir supuestamente Hearst en su periodismo amarillo de finales del XIX y principios del siglo XX. Qué ridículo y narcisista es hablar del yomemiconmigo cuando la buena televisión, que aunque muy escasa existe, te estampa en la cara que tus valientes no son realmente quienes para ti lo son, sino miles de refugiados europeos que huyen de una vida de miseria y guerra, de una muerte segura en sus países de África o Asia y ven en Europa la salvación, una Europa que les dice primero que los acoge y luego les cierra las puertas en las narices en un acto mezquino, egoísta, mentiroso y yo qué sé qué más sin que se me revuelvan las tripas.

Anoche me perdí Astral, el magnífico documental (todas las opiniones coinciden en calificarlo así) dirigido por Jordi Évole sobre los refugiados europeos. Me lo perdí, como podrán imaginar, por tratar de hacer ‘mi ridículo’ acto heroico de dormir a dos golfiantas de 14 meses, una de las cuales considera que descansar es aburrido y de cobardes, que mejor es saltar y jugar hasta caer liquidada por extenuación, probablemente cuando ya yo he caído primero.

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En ese empeño estaba, ajena a la buena televisión, cuando empezó el bombardeo whatsappeano. “¿Estás viendo ‘Astral’? Impresionante”, “Espero que estés viendo ‘Astral’; ya lo comentaremos”, “Brutal Évole y su ‘Astral’; qué mierda de Europa”. Entonces me entró la prisa por maldormirlas y conectar la tele; por ver ese ‘Astral’ aunque fuera con una de ellas encima -la que considera que dormir es de cobardes- para que fuera viendo ya el mundo al que ha venido junto a su hermana, pero pensé que necesitaba verlo con los cinco sentidos puestos.

Queda moderno y comprometido preocuparse por realidades brutales como esta de la migración, pensarán ustedes, mientras muchos vivimos en este egoísta primer mundo y en una buena casa, con un buen trabajo, una pareja maravillosa y dos golfiantas que me pirran aunque me agoten. Pero no sé si callarse es mejor opción. Por lo pronto, debo ver con esos cinco sentidos ese ‘Astral’ del que estoy hablando sin ver, algo muy poco periodístico, por cierto. Perdonen esta mala praxis, pero necesitaba decirlo y asignar correctamente ese término, el de valientes, a quienes de verdad lo merecen.


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