Después del partido de ayer no tenía pensado encender el ordenador en unos cuantos días debido al gran cabreo que llevo encima. Fueron cuarenta y cinco minutos en donde no sabía donde meterme, y eso que estaba yo solo viendo el partido por internet. Tenía la sensación que después de cada gol que encajábamos todo el mundo me miraba y me señalaba con el dedo burlándose de mí. Solamente aguanté la primera parte hasta que la impotencia y la verguenza ajena pudo conmigo y después del pitido del árbitro señalanda el final del primer acto corté internet de cuajo dejando al Nàstic completamente a la deriva siendo una marioneta delante de un Valladolid que no paraba de meter gole casi cada vez que tiraba a puerta.
No vamos a comentar como fue el partido, ni siquiera esa primera parte, porque el resultado lo dice todo y sobran las palabras. No sé si estaba viendo jugar a pucelanos y tarraconenses o a España contra Liechtenstein. Salvando las diferencias ví mejor a los centroeuropeos que a mi equipo. Creo que a partir de lo visto formaré el grupo del 8S de indignados contra el Nàstic. Y no es por el partido en sí sino por que ya son tres seguidos que uno tras otro la imagen que damos es penosa y cada vez peor. Mucho tendrán que aportar los lesionados cuando lleguen para que se cambie el rumbo. Parece que el verano nos ha dejado sin sangre y somos como zombies deambulando por el campo en una película mala de terror.
No sé como nos podrá afectar el resultado de cara al próximo domingo contra Las Palmas. Supongo que poco porque ya peor es casi imposible hacerlo. Lo único bueno que podemos extraer de este resultado es que podemos afirmar que ya hemos recibido los seis goles que tocan recibir cada temporada en un partido. Hace dos temporadas nos los metió el Levante. La pasada fue el Granada quien nos hizo el set y en este campeonato ya recibimos la media docena del Valladolid. Siempre después de recibir esta cantidad de goles el equipo mejoró. A ver si se cumple el refran y no hay dos sin tres y comenzamos de una vez a espabilar ya que si no, el futuro no puede ser temible.