Revista Viajes
También conocido como Valle Escondido, accedimos a el por la carretera A-139 paralela al río Ésera por un espectacular e impresionante cañón. Que se abre al valle para llegar a nuestro destino, VILLANOVA, un pequeño pueblo con dos iglesias de estilo románico, la Iglesia de San Pedro y la de Santa María que data de finales del siglo XI mezcla con características lombardas, centro de cada uno de los dos barrios, desde arriba unas bonitas vistas del valle.
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Continuando la carretera A-139 llegamos hasta la localidad de referencia y que da nombre al valle, BENASQUE (Benás), con gran importancia estratégica desde la antigüedad por el comercio con Francia durante los siglos XVI a XVIII y la actividad ganadera. Pasear por sus calles con casas típicas del pirineo desde las más humildes hasta las grandes casas. Hoy es centro de montañismo y puerta a la estación de esquí de Cerler. Durante nuestra estancia se disputó la Trail Aneto-Posets, una carrera de montaña a lo grande (más de 100 kilómetros de recorrido por todo el valle).
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En plena ladera de la montaña, se encuentra CERLER, hasta hace poco su fuente de recursos era la ganadería como podimos comprobar al ver la mudanza de unas 800 vacas de un monte cercano hasta otro cercano a esta localidad, algo que no olvidaremos, hoy día su principal actividad es el esquí y en estos meses hay poca gente en el pueblo, con sus calles estrechas y sus casas de gruesas paredes de bolos de granito y lajas de esquistos y ventanas pequeñas para reducir la entrada del frío. Desde esta localidad partimos para hacer una bonita ruta senderista a la cual dedicaré una entrada. Destacar las vistas desde esta localidad al valle y a la localidad de Benasque.
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Desde Benasque hicimos una pequeña pero muy bonita ruta hasta la localidad de ANCILES, cuyo nucleo de población se ha conservado maravillosamente donde se pude observar el aspecto exterior de las típicas casas solariegas del valle, procedentes de familias que durante el siglo XVIII las fueron construyendo, época de mayor auge del valle, una tierra fertil ideal para la ganadería.
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De vuelta de Benasque por la carretera A-139 se encuentra ERISTE con el embalse de Linsoles y perteneciente al municipio de SAHÚN, el cual posee una iglesia renacentista pero con algunas características románicas, a un kilómetro se encuentra el Santuario de Guayente de los siglos XVII y XVI y desde donde hay unas espectaculares vistas del valle, hoy es una escuela de hostelería y lugar de campamentos escolares. Un refresco en la plaza del pueblo cerca del lavadero, típico de los pueblos del pirineo y continuamos.
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Seguimos la ruta por los pueblos de la solana, un conjunto de pubeblos pequeños, típicos pirenaicos con sus casas de piedra y callejuelas estrechas. ERESUÉ con una iglesia románica lombarda del siglo XII dedicada a San Juan Bautista, típica iglesia románica de la comarca de Ribagorza donde se enclava el valle, una peculiar característica es que para acceder a la iglesia hay que atravesar el camposanto aún en uso.
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La villa más alta y en la que disfrutamos de las mejores vistas del valle es RAMASTUÉ, situada a 1420 metros de altura conserva parte de su iglesia del siglo XVI, y en sus calles pudimos observar la arquitectura popular del valle.
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Uno de los pueblos, bueno el que más nos gustó fue LIRI, se encuentra en un barranco sobre la ladera, por el centro de la ciudad pasa una cascada espectacular y su iglesia de los siglos XVI y XVII de origen románico, con estos ingredientes no podía ser de otra manera. Un bonito lugar que dificilmente olvidaremos.
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Por último y para finalizar esta ruta por los pueblos del Valle de Benás, visitamos EL RUN, un pueblo como el resto del pirineo pero que esconde una auténtica joya del románico lombardo, a las afueras del pueblo por un camino durante unos 10 mintos andando llegamos a un frondoso arbolado donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, una única nave, con la torre directamente sobre la bóveda, una belleza en un lugar con encanto, una visita indispensable si te encuentras en el valle.
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