No puedo pedir más, hemos elegido el lugar perfecto, el Valle de Cabuérniga. En mitad de una reserva natural según vas llegando al valle te fundes entre sus prados verdes, sus bosques, su olor a humedad, sus vacas y sus caballos.
Renedo, el pueblo en el cual estamos, es un sitio tranquilo, de pocos o poquísimos habitantes, pocas o poquísimas casas. Pero con los requisitos indispensables para que unos papás con un nene de 3 años disfrute hasta caer rendido por la noche. Rendido el nene y rendidos los padres, todo hay que decirlo. Una yegua más que sociable a la que le encantan el pan y las manzanas, unos gatos cachorrotes que han tomado a mi hijo por el líder de la manada, bicicletas, patines, columpios, y juguetes varios que hacen que mi hijo salga por la puerta de la casa antes de las 10 de la mañana y solo entre para comer y un poco obligado. La cultura de pueblo, el campo, lo ha descubierto y creo que ya no va a querer prescindir de ello.
En estos momentos a todos los que tenéis pueblo os envidio, porque es una delicia para los pequeños. Un día lo tuve, pero por circunstancias varias ha pasado a la historia, y ahora me doy cuenta de todo lo que hemos perdido.
El martes le tocó el turno al Parque de Cabárceno, un safari a lo grande. No nos defraudó, un lugar inmenso, maravillosamente cuidado, con todo tipo de animales, donde todos se ven bien atendidos, bien alimentados, limpios, una delicia. Pudimos disfrutar desde tigres, gorilas, pasando por linces, jaguares, elefantes, jirafas, bisontes, monos, walabies, osos, cabras, cerdos, caballos enanos, rapaces, cebras, rinocerontes, hipopótamos, gacelas, reptiles, leones marinos, … , vimos tantos animales que ahora recordando los ojos poco menos que hacen chiribitas. Muchas crías, lo cual debe significar que los animales están perfectamente cuidados y que se sienten a las mil maravillas, ya que si no sería imposible hacerles criar.
Mi peque disfrutó muchísimo con tantos animales, fue un día cansado, intenso, pero muy gratificante. Y como su padre dijo cuando ya nos disponíamos a marchar, “parece que hemos sobrevivido a este día”. Y así fue. Un día largo, donde los niños pasan del llanto a la risa fácilmente, no solo el mío, muchos de los por allí había. Demasiadas emociones, demasiado cansancio,…, pero sí, conseguimos sobrevivir.
Como consejo al restaurante Los Osos, situado en el interior del Parque de Cabárceno, mejoren por favor el menú infantil. Vale que solo son 8 euros, pero unos macarrones pasadísimos y unos muslos de pollo con tomate, únicas opciones, no es lo mejor o único que se puede ofrecer a un niño. Menos mal que papá se pidió un buen filetón (muy rico y tierno la verdad), que sino mi peque se hubiera quedado sin comer. ¡¡Ah!! Se me olvidaba, y recuerden también que si ofrecen de postre yogur,…, hay que dar yogur de verdad, no de ese que se puede conservar sin refrigerar que ni es yogur ni es ná. El menú de adultos, sí está muy bien, cinco platos a elegir de primeros y otros tantos de segundo. Un menú por 16 euros, que aunque no es barato, al estar en el interior del parque no me pareció excesivo. Buena carne y buen pescado.
Por lo demás el Parque es una maravilla que recomiendo a todo el mundo. No se puede pasar por Cantabria sin visitar este lugar.
Pero no todos los días íbamos a hacernos recorridos largos, cansados. También queríamos disfrutar de un poquito de tranquilidad, largos paseos, respirar esta maravilla de aire purísimo sin horarios, sin rutas, sin nada. Así que ayer fuimos a dos pueblos vecinos, a comprar unas buenas hogazas de pan, unos sobaos y ya de paso que el niño tirara unas piedras al río. ¿Cómo una actividad tan sencilla, la de tirar piedras, puede emocionar tanto a una criatura?.
Ayer por la mediodía llovió un poquito, pero con una temperatura maravillosa, 22 grados. Conseguí escribir esto a la puerta de la casa, en manga corta, la lluvia hace que huela aún mejor. El peque duerme un poco de siesta, la mañana ha sido tan intensa que necesitaba una paradita. Por la tarde iremos a ver a su amiga la yegua (o la huella como él la llama; nota mental: hacer una de palabrejas con esto), jugaremos con los gatos, y nos pondremos el chubasquero para dar un paseo por los alrededores. Un fantástico plan.
Esta mañana ha amanecido con niebla, una temperatura a las 9 de unos 14 grados, dormimos con mantita y pijama largo, salimos por la mañana con chaqueta, una temperatura perfecta, que anima (al menos a mi) a salir, caminar, y hacer un montón de cosas. Hemos ido dando un super paseo, el peque con su bici, por lo que me gusta llamar el carril bici rural. Un camino entre parcelas, donde vacas, ovejas, cerdos o caballos pastan a sus anchas, ajenos a todo y a todos. Hemos parado en el pueblo de al lado, un colegio de obras con sus puertas abiertas para que los niños disfruten de los columpios de su interior, de las canchas de baloncesto y fútbol. Fuera, unos castaños centenarios dan sombra, perfecto para jugar al balón. Una iglesia de un siglo de antiguedad da señorío al paisaje. Todo está tranquilo, unos pocos niños pasean en bici, pero se oye sobre todo el aire chocando con los inmensos castaños. El sol se anima a salir, y las nubes se van disipando. El día promete ser más que agradable.
