Revista Política

Valle de los Caídos (I)

Publicado el 04 noviembre 2018 por Alejandropumarino

Valle de los Caídos (I)

Se habla mucho estas últimas semanas del Valle de los Caídos, se especula, por parte de conspicuos podemitas, la posibilidad de derruir la cruz gigante de dicho monumento.

El Cid Campeador fue un mercenario que vendió su espada a musulmanes y cristianos, alineándose según su propia conveniencia, en bandos opuestos entre sí; luchó en su propio beneficio y adquirió su merecida fama por matar semejantes con más eficacia que otros de sus coetáneos. Tiene una estatua ecuestre en Burgos, en un emblemático emplazamiento de la capital castellana.

Conocedores de la verdadera historia de Rodrigo Díaz de Vivar, ¿merece que sea destruida su efigie?. ¿Es justo y democrático elevar a un mercenario cruel a la categoría de héroe y que disponga de calles y plazas a todo lo largo de la geografía española?

La tumba del dictador fue emplazada en su localización actual pese a que él no pareciese tener tal deseo, pues había adquirido un panteón en el cementerio de El Pardo para albergar sus restos y los de sus familiares. La actitud infantil del progresismo militante está consiguiendo que el fallecido general sea nuevamente noticia -más de cuarenta años después de su muerte- y que termine enterrado en el centro de Madrid, en la catedral de la Almudena.


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