Valle de Ordesa por la senda de los Cazadores.
Ordesa es un cóctel de sensaciones. Las partes altas, peladas, contrastan con las zonas más bajas, llenas de árboles y prados. El agua que recorre montañas y valles va saltando, de cuando en cuando, formando cascadas. Desde arriba, la mirada se extiende por un paraje de bosques y valles; desde abajo, nos arropan paredes calizas, con franjas grises y rojas, que culminan en picos que superan los 3.000 metros. Ordesa y el Monte Perdido esconde varios rincones que hay que descubrir. Caminando.
Existen varias rutas senderistas que se adentran en las montañas y en los valles. La más transitada es la que lleva desde la pradera de Ordesa hasta la Cola de Caballo, una impresionante cascada que baja del macizo para formar el río Arazas. Por el camino, atravesamos bosques de hayas y abetos, pasamos por varios saltos de agua, nos detenemos en las gradas de Soaso, para llegar, casi al final, al circo de Soaso. Allí el valle cobra amplitud y se puede apreciar los muros del macizo del Monte Perdido y las fajas que se abren paso en las paredes verticales. De vuelta, hay que deshacer el mismo camino. El recorrido completo son 15 kilómetros y medio, unas cinco horas. Sin embargo, si tenemos fuerzas y ganas, existe otra ruta, circular en este caso, que también lleva a la Cola de Caballo y nos muestra una perspectiva totalmente distinta y desde lo alto: la de la Senda de los Cazadores y la Faja de Pelay.
La Cola de Caballo, el lugar más concurrido del parque nacional
El valle de Ordesa y la Cola de Caballo por la Senda de los Cazadores.
Esta ruta circular parte del mismo lugar: la pradera de Ordesa. Tomamos el desvío hacia la derecha y subimos por la Senda de los Cazadores, un camino empinado que serpentea entre árboles mientras va ganando altura. A ratos, cuando la espesura del bosque lo permite, se abre el paisaje para mostrarnos las paredes del circo.
Senda de los Cazadores
A ratos los árboles de la senda de los Cazadores te dejan ver el paisaje.
La primera parte es la más complicada ya que la senda de los Cazadores salva un desnivel de más de 600 metros en apenas dos kilómetros de subida. La recompensa: llegar al mirador de Calzilarruego, un lugar para tomar aire y perspectiva. Desde allí, el camino continúa llaneando por la faja de Pelay, una cornisa colgada a unos 1.900 metros que avanza, proveyéndonos de paisajes, hacia la cabecera del Valle de Ordesa, el lugar donde cae la Cola de Caballo. Para regresar al punto de inicio cruzamos el río Arazas, y caminamos paralelos a su curso, tomando pequeños desvíos para ver las cascadas. Un bosque espeso nos anuncia los últimos kilómetros del camino. La vuelta coincide con el itinerario de la ruta tradicional. Es decir, que no nos perdemos nada.
En total, la ruta son 18,2 kilómetros, algo más de 6 horas. Al ser circular tiene una gran ventaja: ofrece dos perspectivas diferentes del valle, desde lo alto y -la tradicional- desde abajo. Es cierto que los dos primeros kilómetros, la Senda de los Cazadores, son bastante complicados por el desnivel pero una vez superados el camino vamos casi siempre llaneando o en bajada. Más dificultades tendrán las personas con vértigo ya que la parte de la Faja de Pelay tiene algunos tramos bastante expuestos. Como siempre en la montaña hay que valorar las posibilidades de cada uno y no asumir riesgos innecesarios.
El mirador de Calzilarruego
Hacia la cabecera del valle por la Faja de Pelay
Ordesa y el Monte Perdido.
El macizo del Monte Perdido con sus tres cumbres: Monte Perdido (3.355), Cilindro (3.328) y Añisclo (3.263), domina el territorio del parque nacional que se extiende por los valles de Ordesa, Pineta, Escuaín y el Cañón del Añisclo. Su extensión supera las 15.000 hectáreas y suma otras 20.000 con la zona de protección periférica. Ordesa y el Monte Perdido es el segundo parque nacional más antiguo del país. Y tiene más títulos: ha sido declarado Zona de Especial Protección de Aves, Reserva de la Biosfera, Lugar de Importancia Comunitaria y Patrimonio de la Humanidad. Los motivos para semejante lista de nombramientos son muchos: naturales, paisajísticos, culturales… Sus particularidades las podemos leer por todo el parque.
Si queremos saber la historia de sus piedras, hay que remontarse millones de años atrás, sobre todo, a las eras secundaria y terciaria, las responsables, primero, de la elevación alpina y más tarde, de la acción de los glaciares que modelaron circos y valles. Los fósiles corroboran la edad de las rocas.
Volviendo a la Pradera de Ordesa
Para conocer la historia de las personas también se requiere viajar en el tiempo. Estas tierras de pastores estuvieron habitadas desde el paleolítico superior, pero fueron formas de vida más actuales las que permanecen hoy en algunos pueblos. El aislamiento de las montañas generó reglas propias, una arquitectura singular y costumbres y leyendas como las de las brujas o los exconjugaderos, utilizados para deshacer tormentas.
Si hablamos de sus otros habitantes, seres vivos no humanos, hay que destacar la presencia de los quebrantahuesos, del águila real y el buitre leonado. La rana pirenaica y el tritón pirenaico son especies endémicas; el bucardo, uno de los símbolos de Ordesa, desapareció el siglo pasado. En cuanto a la vegetación, las particularidades del terreno y las diferencias de altitud provocan una gran variedad de plantas. Se han catalogado 1.300 especies diferentes, muchas de ellas exclusivas de esta zona.
Las gradas de Soaso. El río Arazas baja en varios saltos.
Datos prácticos
Autobuses.
Para visitar el Valle de Ordesa en las épocas del año con más afluencia de gente, hay que dejar el coche en el aparcamiento de Torla. Allí está el centro de visitantes del parque nacional desde donde parten unos autobuses que llevan a la Pradera de Ordesa. Cuestan 4,5€ ida y vuelta y, desde este año, permiten llevar perros en el maletero (tienen transportines de diferentes tamaños).
Dormir.
Torla-Ordesa y Broto son los dos pueblos más cercanos al Valle de Ordesa. Otras localidades como Bielsa o Fanlo están mejor situadas para visitar otras zonas del parque nacional. Si optamos por una travesía, existen varios refugios donde hacer noche.
El parque nacional ofrece a cada uno lo que quiera encontrar: paisajes variados, pueblos de historia, avistamieto de fauna, rutas de distinta dificultad. Seguro que en Ordesa y el Monte Perdido encuentras tu sitio.
Cola de Caballo Ordesa y el Monte Perdido Senda de los Cazadores 2015-09-11 Paula Mayoral