Reúne las cualidades de todo un hombre del Renacimiento. Ducho en múltiples disciplinas tan variadas como el periodismo, la literatura, la enseñanza, la espeleología, la ilustración o la música, nadie como él conoce casi como la palma de su mano un buen número de lugares de poder, telúricos, especiales, que se reparten por toda la península ibérica. Cómo no, lugares con mucha historia. Colaborador de revistas como Enigmas, Más Allá o Año Cero o el programa de radio La Rosa de los Vientos, ha publicado también libros como Breve historia de las Cruzadas, Lugares de poder o La vida secreta de los Borgia. En la actualidad imparte su sabiduría sobre lugares mágicos y depara de otros asuntos en La Escóbula de la Brújula, junto a Jesús Callejo, una pequeña ventana radiofónica que crece a pasos agigantados.
Lugares con historia tiene el placer de recibir en esta humilde bitácora a Juan Ignacio Cuesta. Insertos en su peculiar hatillo, nos descubre en estas líneas un paraje evocador que parece haber sido extraído de un cuento de hadas. Iglesias rupestres, santuarios horadados en la roca, eremitorios antiquísimos, menhires prehistóricos… El fascinante paisaje del valle de Valderredible y sus alrededores retrotrae al viajero a tiempos remotos que casi han permanecido inalterables para su disfrute. Solo queda cerrar los ojos y escaparse a uno de los lugares menos turísticos de Cantabria. En el buen sentido histórico.
Ermita rupestre Virgen de Valverde./Dolmanrg
El viajero llega a Valderredible, la antigua Ripa Iberi, o lo que es lo mismo, el valle de la ribera del Ebro, a través del puerto del Escudo mediante una carretera que se aproxima a Aguilar de Campoo (Palencia), desde Escalada. La primera sorpresa que llama su atención es el descubrimiento de una crestería, una especie de fortaleza almenada con dos formaciones que se asemejan a sendos camellos a punto de besarse. En su entorno, la rodea un bosque de encinas y robles arremolinados de líquenes.
En límite de la provincia cántabra, el viajero hace su primera parada en Orbaneja del Castillo (Burgos), un pueblo protegido en la Edad Media por la Orden del Temple. En sus cuevas encontraron amparo mozárabes, beréberes, cristianos y unos cuantos judíos. En una de esas cavidades se rodó parte de la película El disputado voto del señor Cayo, basado en la novela de Miguel Delibes. La sorpresa asombra a un viajero que se topa con una inmensa cascada que se vierte desde la calle central del pueblo. Un paraje que cuesta creer que exista.
A lo largo del espectacular valle de Valderredible el viajero va descubriendo un gran número de santuarios rupestres que lo hacen único. Uno de ellos, Santa María de Valverde, cuenta con un centro de interpretación que describe todos los demás. El discurrir por la zona puede, incluso, estar jalonado por la presencia de unas hechiceras propias del folclore local. Hasta que llega a la colegiata románica de San Martín de Elines, con unos hermosos canecillos en los capiteles en actitud poco decorosa. Poco después, el viajero se encuentra con Arroyuelos y su prehistórica iglesia horadada en la roca de dos pisos en la que aún parecen resonar los ecos de quienes allí rezaron.
Iglesia de San Martín de Elines./Zerep11
Cerca de este lugar, el santuario de Presillas de Bricia, algo más al norte, también está excavado en una roca en forma de castillo y sorprende por su espectacularidad. En su interior hay toscas columnas de sección cuadrada, totalmente irregulares, y unas cuantas tumbas. La siguiente parada le hace llegar a Cadalso, que cuenta con una pequeña iglesia donde llama la atención su espadaña. Río arriba, en Campo de Ebro, el viajero llega hasta la parroquia de San Miguel, San Millán o Santa Eulalia, o quizás la de los tres, ahora sin uso.
Ya en Cervera de Pisuerga (provincia de Palencia) sobresale una roca que los ascetas de los siglos VIII y IX se empeñaron en vaciar como si se tratara de una calabaza de Halloween con el fin de levantar un eremitorio. Hoy su fachada se asemeja a una calavera cuyos ojos son las puertas y las ventanas que dan al río Pisuerga. ¿Para estar así más cerca de Dios? Aquí, no sólo excavaron un habitáculo que servía de iglesia, sino también numerosas tumbas antropomorfas para que sus moradores realizaran el tránsito a la otra vida.
Centro de visitantes de Puente del Valle./Dolmanrg
Otro punto de interés en el itinerario es la iglesia rupestre más completa y suntuosa de la zona, la que se halla en Olleros del Pisuerga. La caverna artificial, sacralizada y consagrada a los santos Justo y Pastor, es como una mina-laberinto que se interna en la piedra arenisca. Dentro se concentra toda la energía telúrica de la montaña que contiene el recinto. Fue dotada como una iglesia convencional, con columnas, bóvedas, sacristía, algunos pasadizos y tumbas. Visitarla, puesto que hay quien se encarga de enseñarla, cuesta poco, casi la voluntad, pero merece la pena.
De camino a Villacibio, el viajero pasa por el monasterio de Santa María de Mave, de origen visigodo, que adoptó la regla de San Benito. La propia Villacibio cuenta con 14 vecinos censados. Un pueblo casi fantasma. Sin embargo, a poco más de un kilómetro está el eremitorio de San Pelayo, excavado en un promontorio de arenisca. Es una sencilla caverna donde puede sentirse todo el peso de la soledad y la melancolía en medio de un páramo desangelado en el que, a unos 800 metros, hay una necrópolis rupestre. Los viajes a Cantabria o Palencia nos descubren maravillas como estas.
Dónde dormir: La Romanika de Fellini; San Martin de Elines 12; 29231 Valderredible (Cantabria); teléfono: 608704024; [email protected].
Dónde comer: Posada El Cazador; Carretera Polientes – Aguilar, s/n; 39250 Valderredible (Cantabria); teléfono: 942745319; [email protected].