Revista Recursos Humanos
No he visto (aún) la película de los hermanos Cohen (con Jeff Bridges entre otros destacados actores) ni recuerdo haber visto el film original con John Wayne (dirigida por Henry Hathaway en 1969).
En todo caso, pretendía hablar de nuevo sobre los valores en las organizaciones y, de ahí, me vino el título. “Valor de Ley” me suena como si el valor fuera algo potente, fuerte, intenso, honesto, … ligado a la ley.
Por cierto que siempre me gusta comparar el título original inglés con la “traducción” al castellano. En este caso, Valor de Ley viene de … “True Grit” (algo así como grava/arena verdadera). ¿Curiosa traducción? Alguna vez deberíamos recopilar algunas de esas traducciones y hacer el listado de las más “aberrantes”, como por ejemplo “Sonrisas y Lágrimas” (“The Sound of Music”), “El Coloso en Llamas” (“The Towering Inferno”), “Con la Muerte en los Talones” (“North by Northwest”), “El Informador” (“Boiler Room”), …..
La que si he vuelto a ver recientemente es “Wall Street”, con un Michael Douglas en estado de gracia (recibió un oscar por este trabajo), acompañado por un convincente Charlie Sheen (además de la participación de su padre en la vida real, Martin Sheen).
La película, sobradamente conocida, escenifica el precio que hay que pagar por tener “Éxito a Cualquier Precio” (“Glengarry Glen Ross”, otro ejemplo glorioso de traducción de un título). Al final de la película (termina bien porque intuyes que a Gordon Gekko, el personaje de Douglas, le va a caer una buena) el padre de Sheen en la cinta le dice que ir a la cárcel por lo que ha hecho le vendrá bien, tendrá una parte positiva, aprenderá la lección. CharlieSheen fue un buen actor (recordemos su otro gran papel en “Platoon”, también de Oliver Stone como “Wall Street”), aunque siempre tuvo una vida personal muy “agitada”. Después de muchas peripecias acabó en la televisión en la serie “Dos Hombres y Medio”. El éxito fue tal que en su última temporada Sheen cobraba 1.000.000 dólares … ¡por episodio!
Durante los años que la serie ha estado en antena, como no podía ser de otra manera, su vida personal ha seguido siendo muy “intensa” (“tengo sangre de tigre” solía decir). Las dificultades para rodar la serie se repetían una y otra vez. Hace algunos meses ingresó, una vez más, en una clínica para desintoxicarse. Tras salir de la misma, hizo unas declaraciones, en un programa de máxima audiencia, insultando al productor de la serie … ¡la gota que colmó el vaso! Sheen fue despedido.
No es una decisión fácil, porque “el dinero nunca duerme” (frase que decía Gekko en la primera “Wall Street” y que sirve de subtítulo a la más reciente segunda parte). La serie era la de mayor audiencia (de ahí el salario astronómico de Sheen).
Últimamente hemos conocido algún otro caso más de famosos despedidos por tener comportamientos no asumibles por la compañía en la que trabajan (el diseñador Galiano en Dior).
La pregunta, por tanto, sería “¿el dinero nunca duerme?” ¿Hay que soportar este tipo de comportamientos porque el negocio va bien? Pues la respuesta será difícil. En estos tiempos que corren, más apurados económicamente para todos, parece difícil renunciar a una baza “segura”, económicamente hablando. Sin embargo, conviene recordar que los valores por los que nos regimos en nuestras compañías no son, o no deben ser, meras declaraciones de intenciones. Los profesionales hemos de sentir que los principios no cambian (las circunstancias si, obviamente). Los valores, decía alguien, son los límites que ponemos a nuestros deseos. Sigamos manteniendo los principios por los que nos regimos aún en época de crisis. Nos os irá mejor en nuestros negocios.
Nota: los productores de la serie han reemplazado a Sheen por el actor Ashton Kutcher, actual marido de Demi Moore; el último episodio con Sheen en la serie fue visto por 14 millones de espectadores, el primer episodio con Kutcher (en el que se desvela que el personaje de Sheen fue arrollado por un tren) ha sido visto por 27 millones.