Nos encontramos en Chicago, lugar donde la mafia campa a sus anchas y la corrupción salpica con demasiada facilidad a la policía, a los banqueros, a las compañías de seguros y, por supuesto, a los sindicatos, "huele tan mal tu negocio que si quieres cubrirte las espaldas tendrás que matar a todo Chicago". Mala época, los 80. Y mal lugar para velar por los trabajadores. En realidad el sueño americano se ha convertido demasiadas veces en pesadilla y esta es una de ellas.
Parece que los dirigentes sindicales se encuentran en un callejón sin salida; por un lado han visto la posibilidad de enriquecerse si se avienen a participar en la corrupción que ensucia a las compañías de seguros, por otro, si se dejan llevar por lo que les dicta la moral, la mafia se encargará de hacerlos cambiar de opinión; banqueros, policías, delegados y agentes actúan en connivencia, amparados por la camorra. El problema es que esta organización criminal no puede sentirse amenazada pues a la menor sospecha elimina, sin demasiadas confirmaciones, a todo el que intente abandonar el negocio.
V.I. Warshawski es contratada por el padre de la novia de Peter Thayer, hijo de un banquero, para localizarla pues hace días que no sabe de ella. Pero nuestra detective sospecha que algo no cuadra e investiga hasta encontrar al chico muerto. El caso se complica con la muerte del propio banquero, así que Vic se pone en marcha para descubrir toda la trama fraudulenta que llevaban a cabo entre los agentes de una compañía de seguros y los representantes de los trabajadores. Una conspiración interesante, basada en la realidad, que utiliza para sacar a la luz la corrupción social. No hay grandes sorpresas con Vic Warshawski. Tampoco asistimos a escenas demasiado truculentas, pero es una digna sucesora del detective privado Philip Marlowe; como él hace gala de una observación incansable y un pesimismo constante ante la sociedad corrupta en la que se desenvuelve. Una sociedad donde no tiene cabida la ingenuidad y aquellos que la conservan aprenden rápido a punta de pistola.
Afortunadamente para nuestra detective, en Valor seguro los malos son muy malos pero algo torpes, por lo que Vic juega con ventaja "¡Maldita sea! [...] ¡Sois unos imbéciles y unos incompetentes!", y cuando no la tiene sabe sacar partido de lo que ha investigado, de forma que es cuestión de tiempo el que pueda desembarazarse de aquellos que la amenazan estando ella desarmada. Y afortunadamente tiene la enorme suerte de rodearse de buenas amistades, sobre todo mujeres solventes y listas que entienden sus deseos con solo mirarlas "Jill me sonrió con disimulo. Había captado el mensaje"
Warshawski es una detective pionera que no defrauda; como sus homólogos masculinos es bebedora, en su caso de whisky, es fuerte, ágil y a pesar de no tenerle miedo al dolor, utiliza la violencia en casos estrictamente necesarios. Prefiere hacer frente a su temeridad ironizando hábilmente con la palabra, burlándose de quien la tiene acorralada para intentar ayudar al inocente, sin pensar que ella misma puede acabar destrozada "¿Por qué crees que lleva una pistola? Porque no se le levanta, nunca se le ha levantado, y se conforma con llevar un enorme pene en la mano".
Lo que verdaderamente cuenta en el estilo de Sara Paretsky es el empleo del lenguaje. Con un ritmo trepidante narra los pasos de una detective que no habiendo quedado satisfecha con el sistema al ejercer la abogacía, sale de él para dedicarse en cuerpo y alma a combatir el crimen como detective privada. Los abogados de oficio no funcionan en Estados Unidos. Tampoco la policía es una apuesta segura siempre. Los bancos y las empresas privadas favorecen a los poderosos. El sueño americano es triunfar y Chicago es el lugar idóneo para quienes vencen a costa de lo que sea. El sueño americano no es el mismo para todos "-Seguro. Es mucho peor que lo mío. Yo era la hija de un líder sindicalista, pero por lo menos no era negra o hispana". Mientras el ideal de unos es vivir bien, el de muchos es sobrevivir. Las leyes no son iguales para todos.
Eso lo sabe bien Warshawski y lo sabe bien Paretsky, por eso ha elegido como heroína de sus novelas a una mujer. La primera detective literaria. Leyendo sus casos tenemos la impresión de que la autora ha utilizado los rasgos más característicos de los antecesores del género y ha conformado a esta hija de policía, insobornable, independiente, con buenos contactos y algo rebelde. De su madre italiana parece haber heredado la fuerza de voluntad y el desdén hacia los poderosos, aunque el lugar donde se crio también ha influido en su comportamiento, "Había muchos polacos [...]que no aceptaban a los extranjeros [...] En mi instituto reinaba la ley de la selva [...] Mi madre no soportaba que me peleara, pero murió cuando yo tenía quince años, y mi padre se alegraba de que supiera defenderme sola".
A lo largo de la novela vamos descubriendo la personalidad de Vic y nos alegra ver que hay algo en lo que se diferencia de Marlowe, de Philo Vance o de Mike Hammer: necesita relacionarse con los demás. Vive sola pero disfruta de sus amistades, es sarcástica y dura pero tolerante, es implacable con los injustos pero tremendamente altruista con los necesitados.
Valor seguro es una novela entretenida a pesar de que en sus páginas se refleja una sociedad algo obsoleta, típica de algunos estados de USA en el último tercio del siglo XX. Paretsky expone hábilmente una trama en la que los rápidos diálogos y la expresión directa consiguen que se lea con facilidad. Los verbos de movimiento, el lenguaje duro y la frase breve aun en la narración en primera persona aportan la agilidad propia del estilo oral, la inmediatez "...habría ido a buscar mi coche andando; [...]Pero ni con el chute me veía capaz de volver a pie, así que caminé hasta Addison y cogí un taxi. Me llevó hasta la oficina [...] Tomé otro taxi que me llevó hasta mi piso para coger el coche. La factura de McGraw se estaba desorbitando con tanto taxi y los ciento sesenta y siete dólares del traje azul marino"
No hay profundas reflexiones, la narradora va contando los sucesos según se desarrollan aunque en cualquier momento se pare para proporcionar algún detalle adicional con el que a veces podemos intuir los pensamientos de otros personajes, y en otras ocasiones nos ayuden a desviar la atención de una posible solución, técnica utilizada para crear algo de suspense.
Merece la pena leer Valor seguro, disfrutaremos con un argumento que se va enredando para inmiscuir a distintos personajes de diferentes ocupaciones. Pero sobre todo disfrutaremos con su detective, una mujer que vivió una época en la que lo más importante era concienciar a la sociedad de que la mujer y el hombre podían hacer las mismas cosas. Ya estaba bien de papeles designados
...Carol dice que tendría que casarme con alguien que tenga mucho dinero. -O cásate con alguien que sepa planchar y cocinar -le dije