Revista Opinión
Valorar a los políticos, es tan difícil como salir triunfante de una oposición de élite a la primera.
No lo digo por criticar a la 'casta', lo digo por la vergüenza que nos arrojan a nuestra cara.
Y lo peor de todo, es que no les duelen prendas.
No quiero hablar de política, pero es que últimamente son como esos azucarillos que te pones en el café y ves como poco a poco de disuelven en el pozo negro sin solución de hablar con ellos.
No hemos sabido asimilar lo que son las promesas políticas.
Vemos que una y otra vez sueltan de forma machacona las palabras justas para los intereses de los votantes.
Últimamente tengo charlas con gente del campo y me son muy útiles para contrastar esas ideologías que creíamos intachables y en algunos segundos me dan la solución para tachar en mi mente.
Les veo cómo trabajan duro la tierra, y digan lo que digan otras personas, son contundentes. Nos damos la mano, no como se dan la mano los políticos con otros políticos mirando a la prensa manipuladora, para luego hacer lo que les da la gana. Me dan la mano que siento también contundente como sus pensamientos.
Me hablan de muchas cosas pero ponen un brillo especial en sus ojos cuando hablan de su tierra de su ganado de sus problemas.
Me indican entre otras cosas que lo que llamamos la clase política, es en realidad los 'conseguidores'.
Cuando les toca gobernar lo público solo se acuerdan de sus amigos.
"Oye, ahora que estás en el ayuntamiento mira a ver si me consigues algo"
Y algunos (los amigos) consiguen algo que naturalmente no es de forma gratuita.
He pulsado más opiniones y algunos de una forma más abierta me vienen a decir lo mismo.
Concluyo con este tema, parece que todo es curestion de saber valorar.