Revista Cultura y Ocio
Pasó su vida en busca de la perfección, desde los primeros dibujos escolares, los cuales debían armonizar entre líneas y colores. Durante sus estudios jamás aceptó como válida una nota que no fuera excelente y, gracias a esa capacidad consumada, se convirtió en un profesional intachable. Sus empleados padecieron su furor por la excelsitud y terminaron en la calle ante el mínimo desliz. Éxito y fama llegaron como lógico resultado, como así también la completa soledad: las mujeres que intentaron acercársele mostraron demasiados puntos débiles y difusos que atentaron contra su existencia impecable. En la senectud decidió que el mundo merecía aprender lo que era una vida de perfección y pasó los últimos años escribiendo sus memorias, pero nunca estuvo conforme con los textos que narraba. Su libro fue publicado post mortem, con el título de “El manual del idiota perfecto”. Fue un best seller.
© Sergio Cossa 2012
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