“No hay caminos para la paz, la paz es el camino”
Mahatma Gandhi (1869-1948)
Y ETA anuncia, por fin, el cese definitivo de la violencia. Han sido 43 años de lucha indigna e inútil; 829 víctimas mortales por una causa que tal vez fuera legítima en su momento, pero que perdió legitimidad con la muerte de inocentes. Los españoles llevamos más de 40 años pidiendo el cese de la violencia, rezando por las víctimas y porque no hubiesen más en el futuro, y ahora que tal vez estamos asistiendo a ese momento, no nos convence.
Que la palabra de unos asesinos encapuchados no tiene ningún valor es algo innegable, van a hacer falta algo más que palabras y deseos de paz para poner fin al miedo y a la violencia. Pero me entristece ver cómo una parte de los españoles que con tanto ahínco deseamos la paz, ahora parece que la rechazáramos por cómo va a alcanzarse. ¿Hubiera yo deseado que el final de ETA fuese otro? ¿Hubiera preferido ver a todos los miembors de ETA y sus simpatizantes muertos y/o en la cárcel? Tal vez ese hubiera sido el final más justo y tranquilizador para las víctimas y sus allegados pero, ¿qué ocurre con los familiares y amigos de los miembros de ETA? ¿Qué ocurre con los simpatizantes de la causa abertzale? No son sólo unos cuantos asesinos, son una parte importante del pueblo vasco. El conflicto del País Vasco -como lo es el del pueblo irlandés- es tan complejo que la única salida posible de la violencia debe ser con el diálogo, nos guste o no. Y la importancia de este comunicado es que han sido ellos los que han decidido abandonar de manera definitiva la violencia. Es un reconocimiento de su propia derrota. Nosotros hemos ganado. Y en mi particular escala de valores lo más importante es que tal vez, por primera vez en 43 años, podemos dormir un poco más tranquilos. La justicia a las víctimas y el castigo de los asesinos es lo que habremos de empezar a discutir a partir de ahora, pero con la vista puesta en el diálogo y la convivencia pacífica. ¡Agur, ETA!