Cuando al cumplir con la tradición de dar regalos de Reyes a los
nenes y nenas, una tipa se quejó a las emisoras que estuvo en línea
to'ese tiempo solo por un trapo'e bola ... y los medios sociales en
Borinquen se encendieron ... el vivir del gobierno, el parasitaje, las
vergüenzas que nacen de la pobreza, la desvergüenza de los que viven de
la teta del estado, la cafrería, el mal-agradecimiento, una ristra de
problemas se han citado que harán que probablemente esta tradición de
Reyes se pierda y que la gente pobre tenga que comprar sus propios
regalos de Reyes un año de estos.
En la retórica
frecuentemente se asoma la idea de los valores. Las tradiciones en
Puerto Rico, sobre todo en círculos conservadores, suelen denominarse y
confundirse con los 'valores' (tan integrados están para mucha gente),
una palabra que se tira a diestra y siniestra, a veces para defender
mores viejas que son bonitas y dignas de preservar, a veces para
endiosar el machismo, joder con los gays o negar a las mujeres derecho
sobre sus cuerpos.
Valores, por definición, son todas
aquellas cosas a las que atribuímos importancia, por las que pagaríamos,
lo deseable. Se suponía (si de valores humanos se trataba) que los
regalos de Reyes produjeran agradecimiento, generosidad, unión, alegría y
un sentido de comunidad entre la población. Esos eran los valores,
aparte del pasar ciertas conductas y actitudes piadosas entre los que
llevan la tradición de los Reyes religiosamente.
La
confusión de valores en tiempos post cristianos, y con los niveles de
parasitaje clerical que hay, es imposible de evitar porque el problema
es obvio. Caducaron los medios que un día fueron usados para trasmitir
los valores y hacen falta otros medios y espacios culturales nuevos para
trasmitirlos. Estamos en medio de una guerra cultural, pero a
diferencia de lo que nos quieren hacer creer los grupos polarizados de
esta guerra, al final tendrá que haber un tipo de síntesis que se
forjaría de la tesis y la antítesis de tiempos pasados. Y es secular
esa nueva síntesis. Por eso a los pastores y curas hemos tenido que
llevarlos arrastrados al siglo XXI como cuando éramos chiquitos a
nosotros nos llevaban arrastrando a la iglesia contra nuestra voluntad.
De
ahí que la filosofía deba remplazar en gran medida a la religión, sobre
todo cuando hace tiempo que la religión perdió relevancia. Primero,
porque la filosofa es la matriz legítima del campo de la ética como
estudio: concierne, estudia y elabora la ética. Y segundo, por ser
racional cuando parte de lo que plaga a nuestra sociedad son las
actitudes irracionales: fobias, miedos, obtusidad, y la persistente
idiotez supersticiosa y credulidad infantil de los religiosos (muchos de
los cuales tienen buenas intenciones mientras que otros ...)
En
tiempos recientes, formalmente adopté el epicureanismo como mi
filosofía luego de meses de estudiar a Epicuro. (Hay una excelente
página epicureana en castellano aquí.)
En el proceso de explorar la filosofía epicureana, uno de los retos con
los que hemos estado luchando es la mala vista que le da a la política
el filósofo Epicuro, cuyo enfoque es practicar la filosofía con la
intención de elaborar una práctica que emplee metodologías empíricas y
filosóficas en la búsqueda de la felicidad.
La política
genera hostilidad, intriga, discusiones, peleas. En mi propio hogar
los temas políticos generan muy fuertes animosidades. En los espacios
cibernéticos, ni se diga. Para tener una mente sana, libre de
hostilidad, tranquila, es bueno evitar la política, las enemistades
faccionistas, las guerras de palabra.
Pero es difícil
ser apolítico en estos tiempos tan polarizados. Dicen que bebé que no
llora, no mama. Dicen que camarón que se duerme, se lo lleva la
corriente. Hay que ejercer el voto. Hay que ser vocal, sobre todo
cuando las clases dominantes son corruptas e implementan agendas
peligrosas como las fuertes tendencias neoliberales que los imperios
bancarios internacionales quieren implementar para esclavizar el mundo
entero por medio de la deuda.
Otros epicureanos me han
hablado de la dificultad de ser apolítico. En nuestras discusiones,
hemos concedido que es casi imposible ser una persona inteligente y
pensante, y a la vez ser apolítico. Es imposible vivir un estilo de
vida frugal, como Epicuro aconseja, y ser anti-consumerista sin
reconocer que eso es un acto revolucionario y seriamente subversivo en
el tipo de cultura en que vivimos. Las clases dominantes desean que
todos andemos con tarjetas de crédito y que nos endeudemos comprando
porquerías que no necesitamos, de las que nos cansaremos al poco tiempo
de adquirirlas.
Las comunidades epicureanas antiguas
vivían en jardines, separados del resto de la sociedad, mirando la
sociedad desde afuera: condición auspiciosa para desarrollar una mente
filosófica, que cuestiona, que es crítica de las convenciones sociales y
los mores menos sanos que rodean a uno. Eso en sí mismo se puede
definir como un acto político. La postura misma de intentar ser un
autarca, un soberano dentro de su propio reino, es un acto que fomenta
cierta forma de anarquía, cierto rechazo a las autoridades ilegítimas
que se nos han querido imponer.
Entonces, hay que
tomar el tiempo para entender a fondo el entorno de Epicuro y comprender
su rechazo a la política, lo que la política (la vida de la polis
griega) significaba para el, y ver si la postura apolítica del
epicureanismo debe ser preservada, retada o modernizada para producir un
tipo de epicureanismo relevante, inmerso en el hoy y el aquí.
Supongo que mas importante que intentar ser apolítico, es impedir que la
mente pierda el equilibrio, que cultivar una mente sana es la clave de
las posturas antiguas de refugiarse en espacios separados, lejos de la
polis.
Voy a mirar este asunto como una cuestión de
experimentos sociales e introspectivos. Epicuro tenía una cosmovisión
científica y empírica: experimentar es el modo propio de indagar y
aprender sobre la verdad y lo que es sano.
Voy a
experimentar con ser apolítico durante el resto de este semestre. Sé
que al principio me va a costar trabajo, que quizá ajustarme a eso me
dure un tiempo, que voy a tener que estar mas atento a mis actitudes, a
mis palabras y al contenido de mi carácter y de mi mente. Mientras lo
vaya haciendo voy a ir notando si hay cambios en mi mente, si estoy mas
tranquilo, mas lleno de gozo, mas feliz, o mas frustrado ... igual si
estoy siendo hipócrita o inauténtico, y si ese es el caso, hasta que
punto eso me molesta.
Admito que las posturas políticas
en el pasado han producido en mí momentos de enorme inquietud mental,
de reconocer profundos rencores y furias, de usar palabras sucias y que,
a la vez que me han hecho admitir muchas cosas tal como son, también
han fomentado desconfianza con ciertos grupos. Reconozco que en muchos
casos, la confianza se perdió por siempre y que la intención no es
recuperarla sino proteger mi mente de las repercusiones de la
animosidad, hacer de mi mente una fortaleza como los estoicos antiguos
hubieran dicho.
Hago esto porque estoy en un proceso de
afinar mis valores, de entender lo que realmente importa, y porque creo
que la filosofía tiene una promesa y un carácter sano, veraz y de buena
fe que se presta para producir valor ... y sobre todo autenticidad.
A ver como me va durante mi semestre tratando de ser apolítico.Soy terrícola, secularista y humanista.